Región Lima sin políticas de desarrollo

Escribe: Néstor Roque Solís (*)

No hay políticas públicas y programas sociales sin una simultánea y profunda transformación de la sociedad y su clase política. La región Lima no tiene políticas ni programas sociales. Todo lo que hace, es atender la desconcentración de funciones y competencias administrativas que le ha otorgado el gobierno central en los últimos años.

 

Las políticas públicas y programas sociales están ligados a la Reforma del Estado y su gobierno central y subnacionales. En el país hasta ahora no hay regionalización ni descentralización del poder político y económico, lo que hay es un poco de desconcentración de funciones y competencias administrativas a los gobiernos regionales y locales.

No hay políticas públicas y programas sociales sin recursos adecuados para lograr operatividad de los mismos. He sido recurrente en señalar que políticas y programas sin plata es solo una buena poesía. Políticas y Programas Sociales van ligados al tema del desarrollo estratégico de la región y el país.

El desarrollo es un tema que hemos tratado de abordar desde siempre, de múltiples maneras, y simplemente no lo hemos podido ordenar o consensuar. Ahora bien, efectivamente, no existe solución geométrica para la cuadratura del círculo.  Sin embargo trabajar en el problema de políticas públicas y programas sociales genera ideas, modelos y críticas.

 Lo que es importante entonces, es el saber y poder pensar en el problema de forma productiva y con responsabilidad social. Es el pensamiento el que genera las ideas, y estas las soluciones, cuando se acoplan a la buena gestión, que por ahora el Gobierno Regional de Lima (GRL) esta desautorizado como institución por sus malas artes de gobernar de su Presidente que está más interesado en promocionarse como candidato nacional, y no tratar el desarrollo como tema integral y sostenido para los habitantes de la región.

Las personas son precisamente el recurso más importante de una región. Quiero advertir una cosa importante: los problemas fáciles ya están casi todos resueltos. Pero el tema del desarrollo no esta resuelto, razones para prepararnos para afrontar problemas de alta complejidad. Para el cual no hay recetas simplistas.  Cuando se aborda el tema del desarrollo de la región, es importante notar, que se requiere de una mirada que no esté completamente centrada en la perspectiva económica sino también en la perspectiva social.

¿Por qué el Gobierno Regional de Lima no propone un foro para hablar de desarrollo? Dicho esto, sin embargo, yo creo que no hay ninguna manera posible de desarrollarse sin un sistemático y robusto crecimiento de la economía regional. Es decir, lo económico representa una parte muy significativa del problema, pero no su totalidad, por lo tanto se necesita una mirada un poco más amplia y sistémica al problema-alternativa de la región. Albert Einstein sostenía, que los problemas no se resuelven desde el mismo nivel donde se generan. La solución requiere de otra perspectiva más amplia. Hasta ahora el GRL solo esta preocupado en temas de coyuntura y no en los grandes temas de desarrollo para la región Lima.

La reforma del Estado no es solo técnica, sino profundamente política y de lucha contra la corrupción. Los aspectos técnicos, que involucran saberes especializados para definir los mejores medios para conseguir determinados fines.

En cuanto a cómo reformar las oficinas públicas concretas, allí no queda otro camino que hundirse en el inmenso archipiélago de las reparticiones y crear rutas específicas de buen diseño institucional. Primero, hay que saber cuál es el objetivo y las funciones de cada administración regional, para luego establecer criterios de buen desempeño.

No se puede reformar  el Estado sin reformar el sistema político y enfrentar la corrupción que afecta toda la estructura de la administración regional. Por dos cuestiones: la primera, y muy básica, porque sin una genuina representatividad y legitimidad política es imposible liderar ningún proceso de cambio socialmente relevante de políticas y programas sociales.

En los últimos años se ha acentuado la degradación de la política y de la gestión pública  en la región, a causa de la búsqueda de espacios de poder desde donde, en lugar de concretar las demandas mayoritarias, se utilizan los recursos públicos para fines particulares. Esto se agrava con campañas proselitistas. Así, los partidos, disociados de toda voluntad genuina de cambio y carentes de proyectos para la sociedad, quedaron convertidos en meras agencias de colocaciones de trabajo para militantes y allegados en la región.

Para lograr una administración pública al servicio de la sociedad no alcanza con sancionar buenas leyes, tener jueces probos o diseñar detalladas reformas administrativas. Es preciso que emerjan y se consoliden nuevas formas de hacer política que arraiguen en la participación activa y permanente de los ciudadanos en las definiciones que hacen a la cosa pública. Para ello se requiere abrir las organizaciones políticas y estatales a la sociedad, transparentando y simplificando sus actividades, de modo tal de lograr una alianza estratégica entre los servidores públicos  y los ciudadanos.

Pero la cuestión de la participación ciudadana en la toma de decisiones implica apostar a las organizaciones sociales intermedias como interlocutores válidos en la formulación, implementación y evaluación de políticas. No se trata sólo de oír al pueblo, sino de facilitar su real participación democrática, abriendo todo lo posible los mecanismos de control y los canales de participación ciudadana.

(*) Consultor y autor del libro: Buen Gobierno y Corrupción en el Perú.