“Que la Historia No se Repita”
Jose Manuel Saavedra Molina
El 5 de abril es un día trágico y penoso para el Perú, no lo digo por el autogolpe de Alberto Fujimori, que sin duda alguna, los más importantes periodistas y líderes de opinión hablarán y escribirán condenando y haciendo un recuerdo de lo acontecido, dejando de lado un hecho mucho más importante que ya nadie recuerda, que todos parecen haber olvidado y que penosamente tengo que decirles que podría volver a ocurrir. Y es que un país que olvida su historia está condenado a que se repita.
Hace 134 años, en un acto totalmente cobarde y aprovechando el mal momento que pasábamos, Chile declara la guerra al Perú. Chile se había armado muchos años antes y a través de una red de espías estaba al tanto del débil potencial bélico de nuestro país. Aprovechando esta debilidad ataco Pisagua masacrando a civiles y militares.
En un histórico, pero olvidado discurso pronunciado por el Presidente Mariano lgnacio Prado en el Callao ante una multitud de patriotas que exigían la venganza por la masacre de Pisagua, Prado confiesa que la guerra nos había tomado por sorpresa, que los chilenos estaban preparados para la guerra y que nosotros por desgracia, nos habíamos confiado en la paz.
Asimismo en una reunión secreta realizada en palacio de gobierno, el Presidente invita a sus ministros a que expongan la situación real de las fuerzas armadas peruanas. Los informes uno tras otro eran desalentadores. El General del Solar, Ministro de Guerra, informa que a fines de 1878 había solicitado al congreso la compra de armas, pues el Perú disponía de solo 6 mil rifles modelo chassepot mientras que Chile ya tenía 13 mil marca comblain, para ser exactos diez soldados armados de comblain equivalen a treinta provistos de viejos chassepot. Meses antes la Cámara de diputados había exigido reducir el ejército de 4,816 hombres a cuatro mil efectivos, a fin de ahorrar 276 soles al año por cada soldado.
El Comandante García y García, en representación de la Marina de Guerra señala que el panorama no era menos desalentador. Salvo el Huáscar, todas las demás naves no servían para el combate. En 1870 el Perú pasaba por una buena bonanza económica y tuvo la oportunidad de comprar un acorazado de fabricación inglesa y no lo hizo, tampoco compro dos blindados ante la esperanza de la firma de la fracasada triple alianza por parte de Argentina. En esta reunión escuchaba atentamente Miguel Grau, quien intervino y sentenció: “Tal como están las cosas, la guerra naval se perderá. Por supuesto que la Marina de Guerra presentará combate aunque no haya otra alternativa que la muerte. El Huáscar, señores cumplirá con su deber aunque se tenga la seguridad de su sacrificio”. Los sucesos que ocurrieron posteriormente son ya conocidos. Traigo al recuerdo todos estos hechos porque parece que muchos de nuestros políticos han olvidado la historia o quizás lo que es peor no la conocen.
Al igual que en 1870 el Perú vive una bonanza económica, antes por las ventas del guano y hoy por las reformas económicas, el libre mercado, el respeto a la propiedad privada y un marco jurídico estable que atrae mucha inversión privada.
En aquella época, como ahora, muchas empresas chilenas habían invertido en el Perú, nadie se había percatado que manejaban empresas estratégicas, al contrario muchos políticos al igual que hoy decían que la relaciones comerciales entre dos países eran la mejor garantía para evitar un conflicto bélico. Como ejemplo tenemos a la Compañía Sudamericana de Vapores cuyos barcos y tripulaciones pasaron a prestar servicio de guerra al simple requerimiento de su gobierno.
Asimismo, durante la etapa de Bonanza económica del siglo XIX, no se utilizaron los recursos económicos para potenciar a las fuerzas armadas. Hoy con un crecimiento de casi el 7% anual durante los últimos 10 años y con unas reservas de más de 54 mil millones de soles, no somos capaces de modernizar y potenciar a nuestras fuerzas armadas.
La ubicación estratégica de nuestro país y la abundancia de recursos naturales y minerales no hace en un bocadillo apetecible para otras naciones y por ende vulnerables a una nueva agresión a nuestra soberanía nacional. Si queremos paz debemos prepararnos para la guerra, de no ser así, estaremos condenados a repetir la historia.
* Jose Manuel Saavedra: Máster en Gobernabilidad y Gestión Pública por el Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset, España, e Ingeniero Industrial por la Universidad de Lima. Ha sido Consultor de la Universidad Alcalá de Henares y se ha desempeñado como ejecutivo en Telefónica del Perú, la Defensoría del Pueblo y el Indecopi. Actualmente es Gerente de Viabilidad Político Social en el Grupo Estrategia y Presidente de la Coordinadora por la Inversión y el Trabajo del Perú.