Irresponsabilidad de alto vuelooscar valdes 2

Por Juan Sheput

El premier Oscar Valdés le acaba de hacer un flaco favor al presidente Ollanta Humala al anunciar a través de los medios de comunicación que ha puesto su cargo a disposición. Eso implica por extensión que la crisis, limitada a dos ministros, el de Defensa y del Interior, se ha extendido a todo el gabinete. Si el Premier ha puesto su cargo a disposición, como lo ha anunciado, todo el gabinete se ve obligado a hacerlo.

 

Enrique Chirinos Soto, notable constitucionalista y gran estudioso de la historia y las formas parlamentarias,  en una oportunidad me indicó que la crisis de gabinete no se limita al acto de renuncia del Premier sino que es una agonía que se inicia con la intención de dimitir o, yo agregaría,  de convertir, como parece ser el caso ahora, en una cuestión de confianza lo que es la censura merecida a dos ministros que han demostrado falta de liderazgo y capacidad para el cargo.

No creo que sea un chantaje como lo ha mencionado Javier Diez Canseco. Creo más bien que es fruto de la falta de experiencia política del Premier que plantea una medida tan extrema en momentos en que el presidente Humala está de viaje, hay dos ministros enfrentando una censura, tomas de carreteras y huelgas indefinidas.  Un Premier sin talante político es un problema para la buena marcha de una república como el Perú.

Pero la falta de talante político no es exclusiva  del señor Valdés. El congresista Freddy Otárola,  en momentos en que es necesario construir puentes, se ha dedicado a dinamitarlos con  sus expresiones. El propio congresista Daniel Abugattás cree que dilatando el debate beneficiará a los ministros censurables. No es así, prolonga la agonía innecesariamente. Son dos ministros cuestionados por la opinión pública y su presencia le resta legitimidad y autoridad al gobierno por completo. El Art. 132 de la Constitución dice que la censura se debe “debatir y votar” entre el cuarto y décimo día de presentada  y eso vence el 13 de Mayo. Esperar el último minuto para debatirla significa desesperación y también que el oficialismo está jugando su última carta: la presencia de Ollanta Humala.

Mala jugada. Parecería que el presidente Humala ha instruido a que se espere su retorno para que se debata la moción de censura. Ya no es suficiente la virtualidad ni un tweet. Tiene que estar presente para tratar de modificar el  rumbo de los acontecimientos. Más allá de la censura la falta de credibilidad y confianza se ha instalado en una ciudadanía indignada  y la salida del gabinete es inminente.

En ese sentido vale la pena analizar el  viaje del presidente en medio de una crisis como la que atravesamos. ¿Por qué decide poner en vilo al país? ¿No se da cuenta que nadie vendrá a invertir en un lugar donde existe inestabilidad institucional y política? ¿Sigue pensando el presidente que el piloto automático de la economía le durará 4 años más y no necesita de reformas profundas? En momentos críticos el presidente Humala ha preferido irse en un extenso viaje al Asia.

Que tome nota la ciudadanía de semejante acto de irresponsabilidad presidencial.

Este artículo ha sido publicado hoy en Diario 16