Ni euros ni dólares contra la crisis

Víctor Martínez González (*)

Algunas comunidades han puesto en marcha modelos alternativos para combatir el desempleo y carencias provocadas por los recortes, que condenan a cada vez más personas a una vida indigna.

En la pequeña ciudad de Volos, en Grecia, una nueva moneda comparte circulación con el euro. Se llama TEM y para obtenerla es necesario prestar un bien o servicio a la comunidad. Las horas de trabajo se valoran en tiempo; por cada hora se obtienen 6 TEM que pueden luego ser intercambiados por otros productos o servicios ofertados a través de la red de ciudadanos que participan en los denominados Bancos del Tiempo. Se pueden adquirir desde alimentos y ropa hasta clases de idiomas o servicios de estética. Más de 800 personas conforman este renovado sistema de trueque que ayuda a muchas familias a subsistir.

 

La creación de monedas alternativas ha sido una de las medidas con mayor respaldo popular en Europa. En el barrio londinense de Brixton, los billetes caracterizados con las caras de héroes locales como el cantante David Bowie o el activista “Kwesi” Garrison ya pueden usarse en más de 200 comercios. Cada vez más vecinos secundan la iniciativa, que ya ha cumplido su tercer aniversario. “Entre 10 y 15 clientes me pagan todos los días en libras Brixton” reconoce Akuji, un comerciante de la zona. “Los billetes han creado una conexión especial en el mercado: es una manera de garantizar que al menos una parte del dinero se quedará entre nosotros”. En Londres existen más de 30 grupos que buscan soluciones a la crisis económica y energética y que combaten el cambio climático. Sus logros han propiciado que se hable de una “revolución silenciosa”.

Estas medidas tienen como objetivo recuperar una parte del control de la actividad económica para que los beneficios recaigan en la comunidad. En Itaca, Nueva York, han instaurado la fórmula de los Bancos del Tiempo y creado las horas como divisa local. De este modo se estimula el comercio local y se potencian las cooperativas. El Ayuntamiento respalda la iniciativa y estudia incluso poder pagar desde las facturas de agua y luz hasta las licencias de construcción. Frente a la inscripción de los billetes de dólar estadounidense “En Dios confiamos”, el lema en Itaca es “El tiempo es dinero”.

En España se encuentra uno de los ejemplos más particulares de modelo económico alternativo. En la localidad de Marinaleda, los vecinos disfrutan de 1200 hectáreas de terreno que fueron expropiadas a un noble terrateniente hace años. Los vecinos han construido su propio oasis al margen de la crisis financiera. Entre todos, votan los presupuestos y deciden qué obras son las más necesarias para el pueblo. Trabajan en cooperativas agrarias o en labores administrativas y han conseguido hacer realidad el sueño del pleno empleo. Con un sueldo de 1200 euros y un alquiler de 15 euros al mes, los habitantes de Marinaleda tienen el derecho al trabajo y a la vivienda asegurados. Además, disfrutan de servicios públicos como guarderías, colegios, hospitales o instalaciones deportivas de forma gratuita o a precios muy reducidos. Los impuestos se dedican exclusivamente al bien de la comunidad. El alcalde del pueblo, Juan Manuel Sánchez Gordillo, defiende una democracia directa y participativa, en la que los ciudadanos decidan día a día qué hacer con sus vidas. Su máxima, “la tierra de quien la trabaja con la industria de quien la trabaja”, parece dar resultados, a pesar de chocar con las leyes del mercado y del neoliberalismo económico.

La actual coyuntura económica y su larga duración cuestionan la viabilidad de un sistema que domina el mapa global. Desde hace tiempo se han alzado voces críticas con el capitalismo que reclaman un profundo cambio estructural del sistema. Muchas alternativas y posibles soluciones llevan años sobre la mesa, pero ningún gobierno se ha atrevido a ponerlas en práctica. Estas pequeñas comunidades muestran posibles caminos y hacen soñar con otro mundo posible.

(*) Periodista

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