por César Lévano

El premier Óscar Valdés trae a la memoria el personaje aquel que escribió “donde digo digo no digo digo, sino que digo Diego”. Ayer intentó rectificar el concepto que había expresado un día antes: “el Presidente Humala debe olvidarse de sus promesas electorales”.

 

Alguien está llevando a Valdés a meter la pata cada vez que suelta la lengua. Ayer enredó más las cosas. Afirmó que “como el Presidente ha sido elegido por todos los peruanos está en la obligación de cumplir sus promesas”.

Por supuesto, Humala no ha sido elegido por todos los peruanos. Fue elegido por una mayoría, que votó por él como expresión de un ansia de cambio y en rechazo a la candidatura de Keiko Fujimori.

¿Qué relación descubre Valdés entre la supuesta unanimidad en el voto de 2011 y la obligación de cumplir lo prometido?

Todo el mundo, menos Valdés, sabe que Humala fue elegido por electores que en su mayoría eran de izquierda y progresistas. Si esa es la verdad del voto, lo prometido en la campaña es un compromiso ante todo con esa mayoría, mayoría que ahora se siente defraudada.

Cuando Valdés afirma que el Presidente debe gobernar para el ciento por ciento de los peruanos, lo que quiere decir es que hay que gobernar para la minera Conga, no sólo para el pueblo de Cajamarca; hay que atender a la minera Xstrata, no sólo al pueblo de Espimar.

Alega Valdés que sus palabras fueron “sacadas de contexto”. “Normalmente”, arguyó, “cuando hay una entrevista fluyen una serie de ideas y a veces no se completan los términos por el tiempo que se tiene en la televisión”.

Pero la idea que expresó en el sentido de que el jefe del Estado debe olvidar sus promesas electorales era clara y terminante. Corresponde, por otra parte, a su actitud permanente en política, actitud que ha recibido la aprobación de Alan García y el Fujimorismo.

Nadie puede gobernar para todos los peruanos. No se puede gobernar para los grandes pesqueros que ganan miles de millones de dólares al año y casi no pagan impuestos, y al mismo tiempo para los niños desnutridos y las universidades que no tienen dinero para bibliotecas y laboratorios. Nadie puede gobernar simultáneamente para librar de la droga a los jóvenes, y para los importadores de insumos químicos destinados a la elaboración de cocaína.

En el fondo, Valdés no se ha rectificado. Lo que ha hecho es agregar confusión a su insensata frase y oficiar de futurólogo. ¿Cómo sabe él que Humala va a cumplir con todo lo que ha prometido? Con un político prominero como Valdés, es imposible que lo haga.

LA PRIMERA vez, Valdés dijo lo que realmente piensa. No en vano se dice admirador del pragmatismo de Fujimori, pragmatismo que consistió en robar a mansalva y mandar asesinar a los estudiantes y un profesor de La Cantuta.

Valdés no gobierna para todos los peruanos.