La sociedad ineficiente

por Herbert Mujica Rojas


Todos saben que una ministra dispuso, cuando su paso como directora del Fonafe, de US$ 5 millones de dólares y los depositó en un banco que luego quebró. Pero está libre, es elogiada por altos funcionarias y su lugar genuino, indiscutible, a rajatabla, debía ser la cárcel.


A nadie escapa el conocimiento que hay un mercachifle con aires de genio autodenominado y que gusta de zaherir a gremios completos. Sin embargo de esa ilustre ineptitud, a este individuo no le sacan a puntapiés porque es probable que el margesí de sus conocimientos sea muy amplio. Y comprometedor.

En Perú se da por normal que las concesiones, gran parte de ellas, o los contratos de estabilidad jurídica, lleven una dedicatoria expresa, un nombre ad hoc y que la parte del león siempre quede para los mandones. El resto obedece y cabeza gacha admite el estropicio que reputa como corriente.

¿De qué hablamos? ¿de pandillas de gángsteres que toman el gobierno y son simples mandaderos de los poderes reales de mil rostros y antifaces que cuando meten la pata se hacen dar miles de millones de dólares para no quebrar ominosamente?

La sociedad silenciosa, calla. La sociedad desmemoriada, no recuerda. La sociedad imposible no acierta a estructurar un plan nacional y nacionalista. La sociedad ineficiente analiza, plantea exégesis, es onanista contumaz, pero no puede corregir nada porque las leyes se hacen para incumplirlas y los jueces se compran al peso porque más vale el dinero constante que pagan las transnacionales y los secretarios son ujieres oficiosos de mil y un castillos de corrupción.

Aprovecho la ocasión para destacar un hecho que concita algún interés. Por lo menos el de la empresita concesionaria del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, Lima Airport Partners, LAP. Su gerente general, el hombre de ciencias y cultura Jaime Daly Arbulú y la firma misma, han planteado dos juicios penales al redactor de estas líneas porque ellos sostienen, de la mano jurídica de sus abogados del bufete de José Ugaz, que se les ha ofendido. Y lo divertido es que en abono de su afirmación citan múltiples textos del libro que les ha puesto de vuelta y media: ¡Estafa al Perú! ¡Cómo robarse aeropuertos y vivir sin problemas!, manual modesto que pone a disposición del público común y corriente múltiples irregularidades que pueden leerse aquí: http://www.voltairenet.org/article148321.html. Y habría que decirles en castellano clarísimo que ojalá pudiera entender la privilegiada mente zahorí de Daly: ¡bárbaros, las ideas no se deguellan! Ni los millones, poder que reparte salarios por doquier o amenazas vía juicios penales por supuesta difamación agravada, pueden detener lo que es exposición simple de hechos descarados, impresionantes y que han conseguido arrancar al Estado peruano hasta cuatro addendas. Un contrato de concesión por decenios al gusto y conveniencia, no del Perú, sino de los vivos que dijeron traer inversión y viven sólo de lo que produce el primer terminal aéreo de la nación.

Frente al caso reseñado, la sociedad silenciosa y sus miedos de comunicación no informan nada. La sociedad desmemoriada pretende olvidar los cientos o miles de notas periodísticas a lo largo de estos últimos ocho años. La sociedad imposible cree en su putrefacción perenne y, por último, la sociedad ineficiente (Congreso, partidos, asociaciones, etc.) no puede establecer una investigación exhaustiva que determine los claroscuros y tinieblas denunciadas y castigue a sus fautores.

Frente a un año ríspido como será el 2009 y a la inminente peruanización de la agenda chilena y chilenización de la peruana, porque se leerán las manifestaciones
A nadie escapa el conocimiento que hay un mercachifle con aires de genio autodenominado y que gusta de zaherir a gremios completos. Sin embargo de esa ilustre ineptitud, a este individuo no le sacan a puntapiés porque es probable que el margesí de sus conocimientos sea muy amplio. Y comprometedor.

En Perú se da por normal que las concesiones, gran parte de ellas, o los contratos de estabilidad jurídica, lleven una dedicatoria expresa, un nombre ad hoc y que la parte del león siempre quede para los mandones. El resto obedece y cabeza gacha admite el estropicio que reputa como corriente.

¿De qué hablamos? ¿de pandillas de gángsteres que toman el gobierno y son simples mandaderos de los poderes reales de mil rostros y antifaces que cuando meten la pata se hacen dar miles de millones de dólares para no quebrar ominosamente?

La sociedad silenciosa, calla. La sociedad desmemoriada, no recuerda. La sociedad imposible no acierta a estructurar un plan nacional y nacionalista. La sociedad ineficiente analiza, plantea exégesis, es onanista contumaz, pero no puede corregir nada porque las leyes se hacen para incumplirlas y los jueces se compran al peso porque más vale el dinero constante que pagan las transnacionales y los secretarios son ujieres oficiosos de mil y un castillos de corrupción.

Aprovecho la ocasión para destacar un hecho que concita algún interés. Por lo menos el de la empresita concesionaria del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, Lima Airport Partners, LAP. Su gerente general, el hombre de ciencias y cultura Jaime Daly Arbulú y la firma misma, han planteado dos juicios penales al redactor de estas líneas porque ellos sostienen, de la mano jurídica de sus abogados del bufete de José Ugaz, que se les ha ofendido. Y lo divertido es que en abono de su afirmación citan múltiples textos del libro que les ha puesto de vuelta y media: ¡Estafa al Perú! ¡Cómo robarse aeropuertos y vivir sin problemas!, manual modesto que pone a disposición del público común y corriente múltiples irregularidades que pueden leerse aquí: http://www.voltairenet.org/article148321.html. Y habría que decirles en castellano clarísimo que ojalá pudiera entender la privilegiada mente zahorí de Daly: ¡bárbaros, las ideas no se deguellan! Ni los millones, poder que reparte salarios por doquier o amenazas vía juicios penales por supuesta difamación agravada, pueden detener lo que es exposición simple de hechos descarados, impresionantes y que han conseguido arrancar al Estado peruano hasta cuatro addendas. Un contrato de concesión por decenios al gusto y conveniencia, no del Perú, sino de los vivos que dijeron traer inversión y viven sólo de lo que produce el primer terminal aéreo de la nación.

Frente al caso reseñado, la sociedad silenciosa y sus miedos de comunicación no informan nada. La sociedad desmemoriada pretende olvidar los cientos o miles de notas periodísticas a lo largo de estos últimos ocho años. La sociedad imposible cree en su putrefacción perenne y, por último, la sociedad ineficiente (Congreso, partidos, asociaciones, etc.) no puede establecer una investigación exhaustiva que determine los claroscuros y tinieblas denunciadas y castigue a sus fautores.

Frente a un año ríspido como será el 2009 y a la inminente peruanización de la agenda chilena y chilenización de la peruana, porque se leerán las manifestaciones —Memorias
de ambos países por el litigio en La Haya por delimitación marítima, Cancillería con larga tradición en este arte, duerme concesiva y claudicante. El gobierno da palos de ciego y olvida que el socialismo chileno en La Moneda es más chileno que socialista. Y el vergonzoso promedio de miedos de comunicación no entiende la lid geopolítica y a veces incurre en brutalidades que llaman a sospecha porque sólo favorecen intereses ajenos. ¿No estarán metidos los dineros que compran conciencias? No sería raro ni nuevo el disparate.

¿Qué hacer? ¡Esa es la pregunta! Y la premisa fundamental debe ser el reconocimiento que la ineficiencia política de las castas es un hecho terminal e irreversible. Con los que están hoy no se llega a ninguna parte. Y los pretextos ideológicos no alcanzan a cubrir la absoluta incapacidad de forja y mantenimiento constante de lucha política.

¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

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