Por Guillermo Olivera Díaz*
¡No sólo percibió el bono de representación. También todo lo demás que corresponde a un congresista en funciones. Además ¡viáticos de ministra, en sus viajes con Nadine Heredia! Los otros, como ella, hicieron lo mismo. Todos, delictivamente.
En Internet figura la notaría Ana Jara Velásquez, con domicilio comercial en Calle Tacna N° 120, Ica, teléfono (056) 213745. Allí se informa, en forma destacada a colores, que la actual congresista, hoy acremente cuestionada, de credo evangélico confeso por adición, es la propietaria de los activos, por algo lleva su nombre y apellidos; no se conoce si lo es del funcionamiento, aunque la información sobre los servicios que presuntamente presta la notaría está en blanco, desactivada. Runrunes van y vienen, comentando que, Ana Jara, la actualmente conocida y famosa notaria, está con formal licencia del Colegio de Notarios; ergo, el cargo la espera, nunca será desempleada.
También tiene a la misma espera la función de congresista, pero no formalmente, pues no existe licencia para figurar y servir como ministra. Es parlamentaria electa, pero sin ejercer, por eso puede decirse que habita el limbo jurídico, ya que funciona bien como Ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, está en pie y podría morir de pie, el presidente Humala mediante, como los árboles macizos que no lamen la tierra ni después de muertos.
Esta afortunada notaria con licencia, congresista en el limbo y ministra en pie, no solo ha recibido, durante 12 meses, los ingresos totales de un normal congresista: jugosos sueldos, gratificaciones en julio y diciembre, bono de representación, escolaridad, y otros rubros más, con la modesta diferencia de ¡sin trabajar!, y, además, recibía los nada despreciables viáticos de ministra, por lo que dícese que “comía en doble plato, hondo y sin fondo”.
Lo mismo que Ana Jara Velásquez, ha sucedido con otros gárrulos parlamentarios: como Jorge del Castillo, Javier Velásquez, Aurelio Pastor, entre otros, que fueron comedidos y sumisos ministros de Alan García, Alejandro Toledo y Alberto Fujimori. Ninguna pizca de diferencia, por lo que son igualmente responsables ante la justicia penal. La pena de la complicidad primaria, que es igual a la del autor, en peculado, los debería esperar.
¿Cuál será la actitud remolona del Fiscal de la Nación o de los adormecidos congresistas fiscalizadores, si por ventura y al acaso existan? Deberían optar por formular la denuncia constitucional que el escándalo amerita, si piensan en perseguir a su reelección, pues tienen mucha tela que cortar. Vediamo e aspettiamo.
* Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
http://www.voltairenet.org/article177005.html?var_mode=calcul
28-12-2012