Por Rafael Romero
En estos días han sucedido señales que auguran un nuevo escenario en el devenir partidario y mediático del país. Fue removido de su cargo un director de prensa que por años ninguneó, desde el periódico que representaba, a un medio de comunicación como Canal 11; asimismo, el lunes 4 de febrero el Partido Cívico Nacional Obras acusó recibo, a través de su fundador Ricardo Belmont, del kit electoral que lo faculta a buscar las firmas de adherentes con miras a inscribirse en el Registro de Organizaciones Políticas del Jurado Nacional de Elecciones.
De otro lado, el martes 5 de febrero se inauguró una nueva plataforma radial por internet, con el nombre de Radio Obras, bajo la dirección del periodista Pedro Sifuentes, así como la inauguración de la sede del Partido Obras, ubicada en el piso 4 de la avenida 28 de julio N.° 1004, en Lima. También cabe mencionar que el miércoles 6 de febrero aparecieron los nuevos folletos promocionales de Telefónica corrigiendo el error de no presentar entre los canales nacionales a RBC Televisión. Sin embargo, resulta insuficiente que solo en el papel figure este canal peruanista, mientras que en los hechos dicha señal ha sido sacada de la sintonía de miles de hogares, todos usuarios de Cable Mágico, y esto así definido por motivos equis que deberían explicar urgentemente los representantes de la firma española.
Por último, el jueves 7 de febrero, Ricardo Belmont, fundador de Habla el Pueblo, espacio con 40 años de existencia liderando la comunicación interactiva frente al público, fue entrevistado en Canal N por la periodista Milagros Leiva, acaso rompiendo el veto que el grupo El Comercio le impuso a este periodista y broadcaster desde hace varios lustros atrás. En fin, solo el tiempo dirá si esto es así o no. Empero, de consuno todo ello configura una suerte de escenario diferente donde, reitero, solo el tiempo dirá si estamos camino a la madurez político-mediática o si solo estamos ante un síntoma tímido de apertura o de hipócrita tolerancia dialéctica.
Bueno, sea lo que fuere, lo importante es que este escenario en ciernes no debería postergar el debate y las acciones prácticas en la lucha frontal contra la corrupción, ya que inclusive se ha demostrado que hay cierto grado de complicidad de algunos malos periodistas que al autocensurarse pasan por agua de malvas la creciente inmoralidad pública, tal como ocurre, por ejemplo, en el caso de la venta de terrenos al sur de Lima a dos nuevos soles el metro cuadrado (San Bartolo). Es decir, en muchos lugares reina el silencio ante esa clase de ventas a precio de regalo para favorecer a una persona. Por tanto, es hora que el Congreso, la Contraloría y la Fiscalía anticorrupción investiguen este affaire.