¿Misas contra paros?
por Herbert Mujica Rojas
La crónica de Andina dice: "Moquegua oct. 28 Una misa se oficia en estos momentos en la co catedral de la ciudad de Moquegua, capital de la provincia de Mariscal Nieto, con el fin de invocar a los pobladores que acatan una huelga a deponer los actos de violencia y procurar que las cosas se calmen... La liturgia que se inició a las 18:00 horas, es oficiada por el párroco Martín Ayala, uno de los mediadores durante la protesta de Moquegua en junio pasado por el tema de la distribución del canon minero". Entonces, bajo esa misma y precarísima lógica ¿por causa de qué no rezan porque desaparezcan las mafias —incluida la Santa— de todo el territorio nacional? Los paros se producen como protestas cuando el ánimo soliviantado y harto de promesas inclumplidas colma la paciencia y la gente vota con los pies marchando y reclamando en las calles. ¿Misas contra paros? ¡Puras pamplinas como desde hace 500 años!
Entonces ¿a cuento de qué esas misas sobre un fenómeno social que reconoce en las disparidades económicas, en la injusticia de gobiernos ineficientes o en la imbecilidad recurrente de castas políticas, la torpeza de cuanto ocurre? ¿con qué autoridad la iglesia mete el hocico y no se dedica a lo que empezaron desde que llegó al Perú y como socio del saqueo llamado conquista Hernando de Luque, el ensotanado, brazo a brazo con el porquerizo de Trujillo de Extremadura, Francisco Pizarro?
En lugar de hacer misas y disparates para que la gente "reflexione" ¿cuándo va a explicar la Iglesia por qué no paga impuestos y se sirve de un tratado internacional entre Perú y el Estado Vaticano, el Concordato y así evadir los impuestos que paga el común de la gente? Esa clase de privilegios sólo se entiende en un sistema profundamente inmoral y asimétrico en que hay ciudadanos de primera, de segunda, de tercera o de cuarta. En un ámbito especial, intocados, protegidos por un tratado que ningún Congreso ha ratificado desde que fuera firmado entre gallos y medianoche al final del gobierno de Morales Bermúdez en 1979, la curia vive feliz y contenta. ¡Y sin tributar!
Los curas deben ir a sus púlpitos y parroquias. Y si quieren meterse, como lo han hecho siempre, en política, primero deben honrar la enorme deuda que tienen con el Estado por los impuestos impagos. Si eso ocurre ¡enhorabuena! Y si no alcanzan los bienes inmuebles, riquezas dinerarias, herencias, minas y acciones en todo el país, para honrar su obligación, entonces, hay que empezar la expropiación de sus predios para convertirlos en aulas y en universidades populares para abolir el embrutecimiento colectivo a que sectores privilegiados han engrilletado a los peruanos. ¿No es acaso una interesante iniciativa?
En tiempos de crisis ¡no hay realezas ni castas! El grito y la ordenanza debía ser ¡a la cárcel todo Cristo, aunque vista sotana y tenga un Concordato espurio y de ninguna legalidad!
Los pueblos no pueden seguir viviendo la acción castradora de cretinos que con rezos, pañuelazos, misas y monsergas, pretenden convertir la lucha social en onanismo y hechizo y no la dura y fragorosa lid en que cada palmo de terreno obedece al esfuerzo que la gente imprime para conquistar la victoria de sus ideales.
Así como hay que pulverizar a los abogángsteres también hay que liquidar a los traficantes de la fe del pueblo y eso solo se logrará cuando un Congreso, libre y soberano, con pantalones y valentía, eche a la basura ese tratado internacional que se llama Concordato y reafirme la justicia social que significa que todos los peruanos somos iguales ante la ley. Y punto.
¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
Lea www.voltairenet.org/es
hcmujica.blogspot.com
Skype: hmujica