El defensor del hampón Arturo Prat
A partir de la loable iniciativa del señor Ciro Silva Paredes, de preparar un memorial en el que se pide a las autoridades, se ha suscitado la sorprendente reacción de Felipe Cabrera Luján, marino peruano en situación de retiro, quien por todos los medios justifica la presencia del monumento que marinos peruanos sirvientes de Chile han levantado en nuestra Escuela Naval en honor al arrastrado chileno Arturo Prat.
A partir de la loable iniciativa del señor Ciro Silva Paredes, de preparar un memorial en el que se pide a las autoridades, se ha suscitado la sorprendente reacción de Felipe Cabrera Luján, marino peruano en situación de retiro, quien por todos los medios justifica la presencia del monumento que marinos peruanos sirvientes de Chile han levantado en nuestra Escuela Naval en honor al arrastrado chileno Arturo Prat.
En respuesta a uno de sus mensajes, se ha sugerido al señor Cabrera que se enrole en la Martina de Guerra de Chile, porque ya está haciendo los méritos suficientes. Pasamos a mencionar algunos aspectos de este caso.
1) Dice el señor Cabrera que el mismo Miguel Grau no consideró maligno a Prat y que por eso dirigió una carta de condolencia a la viuda de Prat. Sobre esto debemos decir que el almirante Miguel Grau, máximo héroe de nuestra Marina de Guerra, dio directivas para dar buen trato a náufragos y prisioneros chilenos. Así, cuando los marinos peruanos hundieron el barco de guerra chileno Esmeralda, rescataron a los náufragos. ¿Cuál fue la reacción de los chilenos? Ametrallar a los náufragos peruanos del barco Independencia, “repasar” (rematar) a heridos en combate, asesinar civiles, robar, imponer cupos, incendiar, dinamitar, violar mujeres…
2) Es evidente que Miguel Grau, hombre valiente, honesto, desinteresado, altruista y sacrificado, un héroe en todos los sentidos de la palabra, sólo cumplía la Convención de Ginebra sobre los heridos y detenidos en guerra, sin dejarse llevar por las acciones de maldad, ratería y furia homicida que anidaba en el corazón de los políticos y militares chilenos que nos hicieron la guerra, que pagaron con asesinato, robo y terrorismo la noble conducta de nuestro almirante, que envió una la carta a la viuda de la bazofia Arturo Prat, en la cual obviamente un caballero como Grau no podía tratar de hampón ni criminal a Prat, porque estaba dirigiéndose a su viuda, a la que trató con respeto dándole algún consuelo.
3) Nada de esto entra en el análisis del señor Cabrera, para quien el criminal Arturo Prat era un rival digno, merecedor de respeto. ¿Así que debemos respetar a los que agreden a nuestra patria? Si el señor Cabrera considera válido poner monumento al enemigo chileno invasor y ladrón de territorio peruano, ¿qué diría o haría si en vez de robarnos parte del territorio los chilenos se apoderaban de todo el Perú? ¡No dudamos de que en vez de monumento exigiría altar y templo para los agresores chilenos!
4) Hasta el momento no tenemos noticia de que el señor Cabrera haya recuperado siquiera un metro cuadrado de nuestro mar territorial usurpado por Chile. Si lo ha hecho, si en alguna oportunidad él, cumpliendo su deber de marino peruano, restableció la soberanía peruana en las aguas usurpadas, seremos los primeros en publicar la noticia. Por el sueldo que recibió, algo bueno debe haber hecho por hacer respetar al Perú botando a los chilenos de nuestro mar.
5) La posición de Con nuestro Perú respecto del trato entre naciones es invariable: el país que invade a su vecino y le roba territorio es país delincuente, país ratero; por eso con toda claridad indicamos que Chile es país delincuente, y que delincuentes y criminales son los chilenos que agredieron al Perú y usurparon nuestros territorios de Arica y Tarapacá. Entre la horda de rateros agresores contamos al delincuente chileno Arturo Prat.
6) Invitamos a reflexionar a nuestros lectores. ¿El Perú gasta en la preparación y en los sueldos de marinos para que se conviertan en defensores de hampones chilenos como Arturo Prat? ¿El señor Cabrera, como marino que dice haber sido, olvida que comió y come del dinero del empobrecido pueblo peruano, que lo ve ahora tomando partido por el enemigo? ¿Para eso se le pagó un sueldo y se le paga una pensión? Hasta un mercenario respeta al país por el que combate, al menos mientras le paguen. ¡Pero es inconcebible que un militar, no un mercenario, coquetee con el enemigo!
7) El 99,99% de los peruanos, por el robo de Arica y Tarapacá, catalogamos a Chile como país enemigo, y pensamos que se debe guardar distancias y defender nuestros intereses materiales y nuestra dignidad. Si hay unos pocos peruanos que sostienen que es correcto rendir homenaje al agresor chileno, resulta necesario examinar esta deshonrosa forma de actuar. ¿Es un agente, espía o sirviente de Chile?
1) Dice el señor Cabrera que el mismo Miguel Grau no consideró maligno a Prat y que por eso dirigió una carta de condolencia a la viuda de Prat. Sobre esto debemos decir que el almirante Miguel Grau, máximo héroe de nuestra Marina de Guerra, dio directivas para dar buen trato a náufragos y prisioneros chilenos. Así, cuando los marinos peruanos hundieron el barco de guerra chileno Esmeralda, rescataron a los náufragos. ¿Cuál fue la reacción de los chilenos? Ametrallar a los náufragos peruanos del barco Independencia, “repasar” (rematar) a heridos en combate, asesinar civiles, robar, imponer cupos, incendiar, dinamitar, violar mujeres…
2) Es evidente que Miguel Grau, hombre valiente, honesto, desinteresado, altruista y sacrificado, un héroe en todos los sentidos de la palabra, sólo cumplía la Convención de Ginebra sobre los heridos y detenidos en guerra, sin dejarse llevar por las acciones de maldad, ratería y furia homicida que anidaba en el corazón de los políticos y militares chilenos que nos hicieron la guerra, que pagaron con asesinato, robo y terrorismo la noble conducta de nuestro almirante, que envió una la carta a la viuda de la bazofia Arturo Prat, en la cual obviamente un caballero como Grau no podía tratar de hampón ni criminal a Prat, porque estaba dirigiéndose a su viuda, a la que trató con respeto dándole algún consuelo.
3) Nada de esto entra en el análisis del señor Cabrera, para quien el criminal Arturo Prat era un rival digno, merecedor de respeto. ¿Así que debemos respetar a los que agreden a nuestra patria? Si el señor Cabrera considera válido poner monumento al enemigo chileno invasor y ladrón de territorio peruano, ¿qué diría o haría si en vez de robarnos parte del territorio los chilenos se apoderaban de todo el Perú? ¡No dudamos de que en vez de monumento exigiría altar y templo para los agresores chilenos!
4) Hasta el momento no tenemos noticia de que el señor Cabrera haya recuperado siquiera un metro cuadrado de nuestro mar territorial usurpado por Chile. Si lo ha hecho, si en alguna oportunidad él, cumpliendo su deber de marino peruano, restableció la soberanía peruana en las aguas usurpadas, seremos los primeros en publicar la noticia. Por el sueldo que recibió, algo bueno debe haber hecho por hacer respetar al Perú botando a los chilenos de nuestro mar.
5) La posición de Con nuestro Perú respecto del trato entre naciones es invariable: el país que invade a su vecino y le roba territorio es país delincuente, país ratero; por eso con toda claridad indicamos que Chile es país delincuente, y que delincuentes y criminales son los chilenos que agredieron al Perú y usurparon nuestros territorios de Arica y Tarapacá. Entre la horda de rateros agresores contamos al delincuente chileno Arturo Prat.
6) Invitamos a reflexionar a nuestros lectores. ¿El Perú gasta en la preparación y en los sueldos de marinos para que se conviertan en defensores de hampones chilenos como Arturo Prat? ¿El señor Cabrera, como marino que dice haber sido, olvida que comió y come del dinero del empobrecido pueblo peruano, que lo ve ahora tomando partido por el enemigo? ¿Para eso se le pagó un sueldo y se le paga una pensión? Hasta un mercenario respeta al país por el que combate, al menos mientras le paguen. ¡Pero es inconcebible que un militar, no un mercenario, coquetee con el enemigo!
7) El 99,99% de los peruanos, por el robo de Arica y Tarapacá, catalogamos a Chile como país enemigo, y pensamos que se debe guardar distancias y defender nuestros intereses materiales y nuestra dignidad. Si hay unos pocos peruanos que sostienen que es correcto rendir homenaje al agresor chileno, resulta necesario examinar esta deshonrosa forma de actuar. ¿Es un agente, espía o sirviente de Chile?