Por Rocío Ferrel
Por promociones como la de escenas en la localidad llamada Perú, en Nebraska, pudimos ver que el ministerio de Comercio Exterior reconoció a un grupo de peruanos para promover nuestra imagen ante el mundo y así decidieron incluir a Dina Páucar como nuestra representante.
Pero, ¿es Dina Páucar un valor andino? ¿Debe representar a los peruanos? En primer lugar, notemos que en su vestimenta usa tacones, prenda ajena a la indumentaria de las mujeres andinas, se pinta el pelo, rechazando el cabello negro de la mayoría de mujeres andinas, avergonzándose de su origen étnico.
En cuanto a su valor musical, su voz es fea y desentonada, tal vez más agradable sea escuchar a una gallina con cólico.
En sus presentaciones, lo único más o menos agradable, aunque no sea tocada con maestría, es el arpa, por el natural buen sonido de este instrumento. Pero si analizamos la letra de las canciones, nos damos cuenta de que Páucar es una promotora de la borrachera, canta al alcohol y alaba la embriaguez*.
Su promoción de la borrachera no es gratuita, Páucar ha amasado considerable patrimonio embriagando a los provincianos de Lima, donde supo construir una cadena de publicidad a través de emisoras radiales, que contrató para anunciar sus espectáculos, así, los provincianos que escuchaban radio, tenían como principal opción de espectáculo a Páucar, mientras que otros cantantes andinos más valiosos no tenían cómo promoverse y ser más conocidos.
Sus presentaciones no fueron simples reuniones artísticas, sino una constante agresión a jóvenes, adolescentes, adultos y niños que asisten, por su incitación a la embriaguez, con lo cual degenera a familias completas. En una sociedad racista, como la limeña, muchos de ellos podrían sentirse acomplejados o marginados y encontraron una manera de gratificarse y escapar de la realidad en la borrachera.
Como en la foto, incluso se ve como fondo la imagen de la marca de una cerveza, para instigar a la embriaguez y en sus espectáculos hay gente que cae en el desenfreno por el alcohol: tirados en el suelo, armando grescas, orinando en lugares indebidos, etc.
Hace un tiempo un provinciano me comentó con mucha amargura que cuando recién llegó a Lima, hace muchos años, todo era sano, los andinos se reunían en el Coliseo Cerrado, donde cantaban diversos artistas andinos y luego volvían a sus hogares, “ahora todo es una perdición”, lamentó.
Astutamente, Páucar también presta su figura para campañas sobre la violencia contra la mujer, pero, ¿cuántas mujeres habrán sido golpeadas por maridos borrachos tras sus espectáculos? ¿Cuántos hombres y mujeres se habrán convertido en alcohólicos habituales a causa de los espectáculos de Páucar y habrán agredido a sus parejas? ¿Cuántas mujeres habrán sido violadas por hombres que estaban en el límite de la moral y exacerbaron sus instintos con estas borracheras? ¿Cuántos niños sufren hambre y salen a las calles a buscar la vida porque sus padres derrocharon su dinero en el alcohol? ¿Cuántos de estos alcohólicos se habrán convertido en drogadictos para satisfacer sus carencias de adicción? ¿Cuántos niños se habrán perdido en sus tumultos, con padres borrachos y habrán sido víctimas de malos adultos? ¿Cuántos jóvenes habrán sido drogados con pastillas en los tragos durante estos espectáculos? ¿Cuántos admiradores de Páucar habrán sido víctimas de los rateros tras caer al piso borrachos e inconscientes en estas bacanales?
También debe tomarse en cuenta que Dina Páucar no canta en quechua ni en aimara, aspecto importante para conocer la identidad cultural y regional de un artista; ella no tiene lealtad lingüística ni cultural con la gente del Ande. ¿Qué representa Dina Páucar como cantante?, ¿a quiénes representa?
No dejemos que nos engañen con falsos íconos de peruanidad, Páucar y muchos cantantes viven del alcoholismo ajeno. Los funcionarios públicos deberían ser más cuidadosos a la hora de servirse de figuras populares. Hay cantantes que cultivan un folclor genuino, rescatan las tradiciones andinas e incluso conservan las lenguas autóctonas, sin llegar a promover y vivir de las adicciones de los demás, pero no son la mayoría ni son reconocidos en campañas financiadas por el gobierno o por las ONG. Que no nos sorprendan tampoco traficantes de la música peruana al servicio del enemigo chileno (ver Damaris estrena faceta de sirvienta de Chile).
Las autoridades deberían prohibir el alcohol en los espectáculos musicales. Si un cantante es bueno, sabrá demostrarlo cuando su audiencia lo aprecie sin los sentidos obnubilados por la cerveza.
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* Leamos ejemplos de algunas de las letras de las canciones de Páucar, cantadas a gritos, histéricamente por muchos en sus presentaciones, que son un himno a la degradación:
1) Tomaré para no llorar
Que ma llamen perdida no me importa
es que tomo por la culpa de un amor
ese amor ha destrozado mi cariño
por eso hoy me emborracho, por su amor
Si él se fue, me abandonó
y destrozó, mi corazon
si él se fue, me abandonó
y se burló de mi pobre corazón
Esta noche tomaré hasta morirme
Tomaré para no llorar
Cómo duele el corazón por tu traición
hoy sé que nunca me quiciste tú a mí
por eso hoy me emborracho por tu amor
Si él se fue, me abandonó
y destrozó, mi corazón
si él se fue, me abandonó
y se burló, de mi pobre corazón
Quiero tomar, hasta morir
quiero tomar, por no llorar
quiero tomar hasta morir
quiero matar mis penas de amor.
2) Dos cervezas
Dos cervezas por favor
quiero brindar por ese amor que me engañó
dos cervezas por favor
quiero olvidar la traición de su amor
Dios mío pido resignación
no vale la pena que siga sufriendo
ese amor pronto comprenderá
como mi cariño nunca lo encontrará
Le entregué todo mi cariño
pero nunca me supo comprender
yo lo amaba con toda mi alma
y él se fue dejándome sola
Dios mío tengo que olvidarlo
porque sé que su amor nunca será para mí
los recuerdos me hacen llorar
pronto lo olvidaré en brazos de otro amor
Fuga
Brindemos amigo mío
por el amor de mi vida
que sus besos y caricias
siempre estarán en mis recuerdos.
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