Raúl Wiener
El señor Khoury tiene en forma permanente 42 auditores destacados a Ancash, con remuneraciones encima de los 15 mil soles, a los que acaba de agregar otros cuarenta para ponerse a tono con el ambiente inquisidor que ha caído sobre esa región y encima acaba de crear una Oficina Regional de Control para Chimbote, a la que serán agregados otro número similar de asignados. Pero, que se sepa, la Contraloría no tiene un solo informe oficial sobre irregularidades en un lugar en el que todos dicen que se matan por los dineros de la corrupción.
Algo más, el señor Khoury está con un pie en el avión con destino a Brasil, con lo que aumentará el récord de horas de vuelo que ha ido marcando desde que se hizo del cargo, con la bendición de Alan García, pero fiel a su trayectoria dejó su resolución sobre Chimbote, que tampoco es de aplicación inmediata pero muestra alguna intención de hacer algo. No hace mucho contamos la anécdota de la respuesta que le dio a un fiscal que le pidió información sobre acciones de control en Ancash, al que dijo que todo estaba en un artículo que había escrito para El Comercio donde se refería a un proyecto de ley para autorizar revisar los contratos supervisados por organismos internacionales.
En la misma línea, el 14 de mayo la Contraloría emitió otra Resolución sobre los procedimientos de revisión de los oficios e informes de los órganos de control de los sectores e instituciones públicas, en la que introduce una “ingenua” modificación del procedimiento anterior en el punto en el que antes se ordenaba dirigir esos documentos al titular del pliego controlado, con copia a la Contraloría y que ahora deberá ir directamente al despacho del Contralor para su revisión previa y solo posteriormente al titular de la entidad controlada.
¿Se dieron cuenta del detalle? Ningún órgano descentralizado de la Contraloría podrá comunicar a su titular institucional los hallazgos y las conclusiones de sus investigaciones, antes que pasen por las manos de Khoury, que podrá retenerlas si le parece, ordenar que las modifiquen o modificarlas directamente en lo que le interese, y podrá también negociarlas con las autoridades implicadas. Es precisamente lo que está en la esencia del método Khoury. Manejar la información que amenaza a otros y utilizar el tiempo de acuerdo a sus conveniencias.
El resultado de cinco años de Khoury al frente de la Contraloría es evidente: ni una acción de control significativa sobre los gobiernos de García y Humala, completamente desarmado respecto a la evolución de los acontecimientos en Ancash, sesgo político en el tratamiento de los casos de Cajamarca y Lima, involucramiento de la propia Contraloría en actos de corrupción en Arequipa, descuido en el Callao, obsesión con los distritos pequeños, paralización de obras en diversas parte apenas resuena la posibilidad de un desarreglo, etc. Todo un arte de sobrevivir en la marejada política y hacernos creer que habiendo alguien que tiene 4 mil funcionarios a su servicio, realmente está controlando.
26.05.14
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