Federico SalazarRafael Romero

Si entendemos por “televisión basura” aquella que solo busca un supuesto mejor lugar en el rating, e intenta desesperadamente ganar dinero sin reparar en la autorregulación que se sustenta en la ética, las buenas prácticas y la responsabilidad social, entonces de lejos quien más representa esa “TV vómito” son los noticieros de América Televisión, empresa que pertenece al grupo El Comercio.

 Sin embargo, se evidencia una importante fisura entre quienes permiten que esa clase de televisión sensacionalista y amarillista exista; es decir se advierten desavenencias entre los accionistas del grupo El Comercio, que dicho sea de paso este año ha cambiado su nombre por el de Vigenta. De manera que han surgido voces que hay que aplaudir pues rechazan la crónica roja que mancha las pantallas con sangre y morbo.

Entre esas voces está la pluma inteligente de Martha Meier Miró Quesada, editora central del decano de la prensa nacional, quien ha escrito una columna el pasado miércoles 25 de junio bajo el título “De terror.com”, y donde sostiene: “Los periodistas escarbamos la basura creyendo que así se limpia. Y no, parece que solo logramos acostumbrar a la gente al hedor del basural”. Además afirma: “Hoy para deprimirse o brincar del suelo basta leer las noticias o ver un noticiero”. Misil este que parece dirigido al diario El Trome y al Canal 4.

No obstante, Martha Meier M. Q., es más contundente al escribir: “¿Qué leemos y vemos? Hijas que asesinan a sus madres; novios y esposos que muelen a patadas a sus parejas; borrachos y borrachas manejando y protagonizando escándalos frente a cámaras; políticos corruptos ocupando páginas y pantallas para dar cátedra de por qué anda mal el país (como si ellos no fueran la raíz de los males); jóvenes que desatan balaceras en discotecas y un largo etc.”. Esta suerte de “drone” pareciera dirigido a Federico Salazar, quien hace un año defendió a la TV basura en un artículo (ver: http://es.scribd.com/doc/145728124/Federico-Salazar-El-noticiero-de-Olla...).

Al final, la editora central del decano remata a los apologistas de la violencia aseverando: “No se trata de dejar de lado nuestra labor de informar y denunciar los sucesos desagradables, trágicos, ni la creciente corrupción y delincuencia. El asunto es cómo lo hacemos (...). Informemos de manera constructiva para no generar desesperanza ni formar públicos indolentes”. Por todo esto, sumémonos al “apagón mediático” que se inicia el 29 de agosto.

 
Expreso, 28.06.2014