Daniel Urresti 5Por Herbert Mujica Rojas

¡No entiendan mal al ministro del Interior, Urresti! El ha querido decir que el tema del sicariato sólo preocupa a los delincuentes y estos son una minoría, la gran mayoría debe permanecer inalterable, impávida y hacerse de la vista gorda cuando facinerosos, locales y foráneos, vienen al territorio del Perú a asesinarse y ajustarse las cuentas. Ergo, como no somos delincuentes ¡no tenemos vela en esos entierros!

Hay que leer la entrelínea. La feraz imaginación del ministro Urresti debe desarrollarse con su lógica ciudadana custodiadora de la seguridad de los habitantes del Perú. De repente, reparen en este planteamiento, ha querido poner en valor las condiciones de impunidad con que se puede eliminar a los enemigos que tienen las mafias en los amplios confines, de norte a sur y de oriente a occidente, del Perú. La Policía no tiene explicaciones, los hombres y mujeres captamos las filmaciones con enorme sentido de responsabilidad gráfica y callamos.

El ministro Urresti es mucho más inteligente de lo que parece. Sus alocuciones siempre guardan irrespeto por la lógica, hoy dice una cosa, mañana dirá otra, pero es la autoridad y él ha descubierto que el sicariato NO debe preocupar a todos los que no son delincuentes, lo cual conlleva también un problema: ¿hay estadísticas en esta materia? Porque en Perú hay rateros de cuello y corbata, vendepatrias de fajín a las alturas ministeriales y langostas gordas que no hesitan en depredar la cansada ubre del Estado.

Si Perú es un magnífico escenario para la definición letal a que están acostumbrados los delincuentes, criollos y extranjeros, entonces, poner en valor esa práctica puede representar ingentes dólares por la exportación como producto no tradicional. Total los peruanos no tenemos que albergar ninguna angustia ni emitir el más mínimo sollozo cuando ocurran estas cosas, entonces saquemos provecho.

El sicariato como franquicia (por lo menos en lo que se refiere a escenarios propicios e impunes), puede significar ingentes dólares para el fisco. ¿Qué mafia de cualquier parte del mundo no estaría feliz de contar con voces discretas, ciudadanía muda, un ministro anuente, como para enviar a sus mejores comandos al Perú y ajustar sus cuentas a balazo limpio? ¡Se necesita una Autoridad o Superintenencia que maneje todos los aspectos contables, financieros, bancarios, etc, para la administración del asunto.

Como el intríngulis tiene aspectos tributarios: ¿pagarán o no impuestos los asesinos o las mafias promotoras, por su trabajo en territorio peruano?, eso nos lleva a una definición constitucional que tendrá que acordar o no el Congreso, tal como reza la Constitución en temas de este jaez. ¿Alguien cree que los legisladores se opondrían a que ingresen inversiones en forma de canon o impuesto al sicariato y de yapa una ciudadanía no preocupada por estos crímenes? Desde ya hay que solazarse que los precarísimos inquilinos de Plaza Bolívar, prestarán su valioso concurso en esta dinámica de atracción de capitales foráneos.

¿Y la prensa? Este sí es un asunto gordo. Hasta donde se sabe las mafias internacionales no han previsto a las taifas de mermeleros que barnicen sus crímenes por la simple razón que aún no ha llegado del todo esa industria al Perú. Bastaría que se presten las condiciones objetivas y entonces la oferta y la demanda, es decir, el sacrosanto Dios mercado, ordenará y asignará los recursos y tasará el valor de los que vendan sus valiosos servicios a los delincuentes.

De repente y como reflexión final, conviene sugerirle al honorable mandatario constitucional Ollanta Humala Tasso que piense si no va llegando la hora de licenciar a ciertos funcionarios de lengua incontinente. A nadie, salvo a los burros (que en Perú abundan), conviene el naufragio de su administración. La continuidad no debe abarcar un lustro sino los próximos ¡100 años! Pero eso depende de la habilidad inteligente que cada gobernante consagre a su régimen. De sobra se sabe que algunos ex mandatarios están presos o por estarlo, merced a sus raterías.  

Burlémonos de los estúpidos y promovamos el imperio de la inteligencia creadora y refundadora del Perú. Tal como estamos no nos es ajeno el camino del fracaso y de la nada.

 Pero si no hay iniciativas, entonces: ¡Exportemos sicariato como producto no tradicional!


Señal de Alerta, 14-10-2014