A propósito de un artículo de Francisco Miró-Quesada Rada

Por Alejandro Sánchez-Aizcorbe

No me malentiendan. Dije una ironía al decir: "Claro, y el diario El Comercio es el recinto del antifujimorismo y del nuevo liderazgo humanista que salvará al Perú de carteles y sicarios."

El Comercio es todo lo contrario. Es el think tank de la ultraderecha y del fascismo suicidas en el Perú. No tendrá ningún reparo en apoyar a Keiko Fujimori o a Alan García, o a cualquier delincuente que defienda sus intereses (los de El Comercio y su monopolio informativo).

Que Francisco Miró-Quesada Rada haya escrito un artículo sobre lo que significa el fujimorismo, no quita que en su momento él, con su Movimiento para la Democracia, introdujo en la ilegal Constitución de Fujimori la revocabilidad de quienes acceden a cargos públicos mediante el voto universal y secreto, con la decidida ayuda del fujimorista Carlos Torres y Torres Lara, también miembro del Movimiento para la Democracia.

En una palabra, la huella de Francisco Miró-Quesada Rada ha quedado merecidamente inscrita en la espuria Constitución, vigente hasta el día de hoy, del peor dictador que ha tenido la historia del Perú —salvo mejor opinión o peor dictador.

Francisco Miró-Quesada Rada y su padre siempre se han debatido entre sus ideales más caros —el humanismo, la sociedad sin clases, la igualdad— y la esclavitud moral a que los somete el directorio de El Comercio y su pequeño monopolio. Evidentemente, han sido derrotados, y vilipendiados de mil maneras por su propia familia y quienes ostentan hoy el poder real del diario aquel. El escaso dinero que han hecho en sus vidas no debió quitarles la gallardía. Configuran uno de los símbolos del ocaso de los librepensadores en la historia contemporánea. Su guía es: “No muerdas el dedo de la mano que te da de comer.” Con esa guía han caído tantos imperios y países que mejor devoramos la mano entera ahora que está de moda la comida malsana.

Lo mismo se aplica a muchos miembros de nuestra generación que han claudicado ante la conquista de nuestro país por parte del narcotráfico con sus carteles, sicarios y fuerzas armadas cómplices, por parte de la estulticia de la corrupción, y ante, qué duda cabe, el saqueo ¿final? de nuestro recursos naturales.

En Emory University se acaba de comentar, con mapa a la vista, que los peores efectos del calentamiento global se sentirán en Perú, Colombia, Chile y parte de Brasil, mas no en el hemisferio norte. Ellos ensucian, nosotros nos ahogamos en sus miasmas.

Preparémonos. Los portaestandartes del neoconservadorismo suicida son absolutamente impotentes para contener una de las tragedias máximas del Antropoceno: el derretimiento de nuestros glaciares. De saberlo, José María Arguedas, uno de los escritores y ambientalistas más grandes que ha dado la humanidad, salta de su tumba y se vuelve a suicidar.

Pero su segunda muerte no nos serviría de nada puesto que debemos enfrentar los fenómenos descritos en este humilde artículo, y denunciados hasta la saciedad en el mundo entero, con el valor propio de hombres y mujeres dispuestos a sacrificarlo todo en beneficio de la supervivencia de las generaciones venideras.

 
Jamaica, New York, diciembre de 2014