Por Alejandro Sánchez-Aizcorbe
Pues desde ya les digo lo siguiente: Keiko Fujimori va a ganar las elecciones en 2016 si en contra de su candidatura se utilizan insultos infantiles o alaridos de anciano como los de Vargas Llosa —que ya le entregó una vez el poder a Fujimori— en lugar de pruebas y registros históricos de la corrupción y la violación de los derechos humanos que se cometieron durante la dictadura de su padre, siendo la señorita Keiko Fujimori primera dama de la nación desde 1994 hasta 2000, durante lo más brutal de la corrupción, degeneración moral y carácter homicida de aquella noche oscura.
Asesinatos selectivos, ejecuciones extrajudiciales, esterilización forzosa de mujeres. Destino de los dineros obtenidos mediante las privatizaciones. Qué se llevó Fujimori en las maletas. Quiénes son sus contactos en Japón.
Qué sectores de empresarios, militares y clases populares apoyan a Keiko en el Perú. Cuáles son las diversiones de su hermano. Cómo explica Santiago Fujimori que una camioneta aparentemente asignada a él participara en la matanza de Barrios Altos.
Qué le hizo Fujimori a su esposa. Quiénes apoyan a Keiko en el extranjero. Y, por sobre todas las cosas, quiénes les dan dinero a los Fujimori. Una campaña presidencial no se financia con sueldos de congresistas.
Nosotros matamos menos (o sea, somos asesinos). Nosotros robamos menos (o sea, somos ladrones).
O yo me escapé del país, renuncié a la presidencia por fax, es decir, fracasé como peruano desde el Japón. Pero tenía un montón de maletas. Me escudé en mi nacionalidad japonesa. Acto seguido, fracasé como japonés en el Japón.
Y, luego de ser extraditado de Chile al Perú, la Sala Penal especial de la Corte Suprema de Justicia de la República me condenó a veinticinco años de pena privativa de libertad por hallarme “autor mediato de la comisión de delitos de homicidio calificado – asesinato, bajo la circunstancia agravante de alevosía”, en contra de veinticinco ciudadanos peruanos.
En la sentencia de la Corte Suprema, se lee: “Los mencionados delitos de homicidio calificado y lesiones graves [contra otros cuatro ciudadanos] constituyen crímenes contra la Humanidad según el Derecho Internacional Penal.” De modo que también fracasé como ser humano y, lógicamente, como padre de familia, pues se educa con el ejemplo.
La lista es de nunca acabar. Pero lo cierto es que éstos y muchos otros materiales tienen que ser organizados, producidos, y lanzados con fina inteligencia y oportunidad —por redes sociales, televisión, cine, radio y medios impresos— conforme pase el tiempo y se muestren las intenciones de voto.
Para lograr una campaña de alta efectividad, es necesario contratar a los mejores expertos disponibles en la materia —moralmente compatibles—, y unificar bajo un programa de gobierno común que sí se cumpla a la mayor cantidad posible de fuerzas políticas nacionales y locales.
Por ahora, lo que veo es muy buena voluntad, jóvenes líderes de potencialidad ilimitada, pero, como de costumbre, existe una atomización que hace estornudar y garantiza la derrota en 2016. Esos y esas jóvenes líderes deben galvanizar con una propuesta económicamente factible a la inmensa cantidad de votantes de todas las edades educados en la desgracia ética casi terminal que nos retuerce:
Dale una chiquita y si no habla, ya cuélgalo del travesaño, pues. Roba pero hace obra. ¿A cómo el gramo, bro? No llueve pero gotea. A mil te saldrá el sicario, ¿no? Cómo arreglamos, jefe, ¿le compro una rifa? El general quiere la suya. El almirante quiere la suya.
Educados en el país de las maravillas, primer productor mundial de cocaína, donde se derriten los glaciares para que se urbanicen terrenos con agua potable de glaciar.
Donde ya pegaron los narcorridos. ¿Adivinen quién los canta?
No por gusto, según sus propias palabras, Susana Higuchi bañaba en la tina a un Alberto Fujimori borracho luego de acomodarse una botella de whisky en el hígado, lo dejaba solo, y al poco rato el ingeniero Fujimori aparecía sano y bueno, como recién salido de la tienda, para irse al SIN o a la casa de placeres de Vladimiro Montesinos. Quién sabe.
Pero no me cabe la menor duda de que se le puede ganar a su aprovechada alumna.
Saint Paul, Minnesota, diciembre de 2014