Ubaldo TejadaPor Ubaldo Tejada Guerrero*

“….el Perú tiene unos altos índices de informalidad, por lo que ustedes no deben olvidar que gran parte del fenómeno Chino y del despegue de los EE.UU. en la década de los 20 y 30, tienen que ver justamente con un aumento de la productividad, por la transición de la informalidad a la formalidad. Entonces la cuestión es que hay una multiplicidad de regulaciones que influyen en que tan rápido se da este proceso, pero ello nunca puede implicar desproteger a los trabajadores” (“La República”-Domingo 9 de Noviembre del 2014-Perú).

Hasta 1,940 el Perú era de campesinos, obreros, empleados de clase media y oligarquía. Después de 1,940 hasta 1,980, se crea un nuevo escenario potencial de ciudadanía, formado por microempresarios, campesinos, parceleros, pequeños agricultores, trabajadores “informales” en diversas ramas de la producción, fundamentalmente ligados al modelo neoliberal primario exportador.

Este nuevo conglomerado social migrante e informal, mantiene la realidad de una democracia precaria formal republicana y una ciudadanía muy limitada. Elevar la valla hacia una democracia real y una ciudadanía plena, implica tomar conciencia de una república agotada.

Pero ¿Qué es en esencia un cambio social? La respuesta que podemos ensayar se inscribe en entender, que un cambio social, por ser un proceso educativo y cultural, se convierten en factores fundamentales del desarrollo de una ciudad, que se hace real cuando se traduce no sólo en conocimientos y habilidades, sino esencialmente en el cambio de actitud de los ciudadanos.

Es así como democracia real y ciudadanía plena, es una nueva vertiente política. definida en tres aspectos esenciales: PRIMERO, control nacional de todo el proceso económico-social, para hacer frente a la ausencia de Estado frente a los ciudadanos; SEGUNDO, gestión pública en campos prioritarios de salud, educación y trabajo; y TERCERO, participación ciudadana diversificada y permanente de los trabajadores de las PYMES y los pequeños agricultores para crear mercado interno.

La cercana coyuntura electoral 2016 en el Perú, debe conducirnos a plantear a nuestros potenciales candidatos las siguientes cuatro preguntas: ¿Cómo afirmar la sociedad nacional emergente y como conciliarla con el Estado? ¿Puede darse desarrollo sostenible en el marco de la globalización o estamos condenados a una función dependiente? ¿Cómo democratizar el Estado, para que nos sea una mera correa de trasmisión y acoja los intereses comunes, integrando a los ciudadanos? ¿Cómo acabar con los rezagos y las nuevas formas de exclusión social?

Estas preguntas nos llevarán de seguro a respuestas variadas, y la necesidad de asumir nuevos liderazgos políticos, así como al diseño de nuevos proyectos, pero lo más difícil será, administrar un nuevo modelo de participación política dentro de un sistema de turbulencia en el Perú, donde la perversión de la actividad política está siendo invadida por la corrupción.

Todo ello nos obliga a repensar nuestros paradigmas políticos, formando una escuela nueva, cuyos objetivos centrales podemos describirlos como: comprender el mundo en que vivimos, transformarnos en verdaderos actores de ciudadanía, adoptar y adaptar los nuevos conocimientos que producen los líderes del cambio mundial, adaptar los últimos avances del saber productivo, e ir al diseño de una nueva arquitectura organizacional “MADE IN PERÚ”.

Ir de lo local a lo global debe traducirse en resultados en los niveles de democracia y ciudadanía, que podemos resumirlo en dos grandes áreas: PRIMERO, comprender el porque de los grandes cambios mundiales y como se plasma en la transformación de la realidad de vida de todos nuestros ambientes familiares y locales, es decir saber el “Que Hacer” para sobrevivir y desarrollarnos humana y dignamente, libertad de acción y creación productiva de todo ciudadano; SEGUNDO, dominar nuevos principios, técnicas y herramientas de innovación, liderazgo social y de gestión de organizaciones, que nos conduce al resultado de saber “Como Hacer”, que se resume en liderazgo ético, economía empresarial y política de cara a la juventud y el siglo XXI.

Ir de lo local a lo global, tiene sentido cuando sentamos dos bases sólidas: reconstruir el trabajo nacional y los ingresos familiares; y reconstruir la capacidad de formación de capital en el país, es decir que las soluciones también tienen un tratamiento macro, que es el compromiso ciudadano con el Perú a terminar la tarea inconclusa: tomar un camino distinto al del capital global.

Hoy el gobierno del Presidente Ollanta Humala, frente al enfriamiento de la economía mundial, lanza el salvavidas de “paquetes reactivadores”, pero carece de sentido en el maco de los actuales de patrones de consumo nacional, es decir sólo sirven para reactivar el consumo del capital global. Mientras en la otra orilla, siguen disolviéndose los patrones culturales de nuestras comunidades locales, además el desarrollo no es posible sin raíces nacionales, y esencialmente recursos humanos y liderazgo, capacidades y proyectos locales en el Perú profundo, que analizaremos en la próxima entrega.
 
*Analista Global