Por Herbert Mujica Rojas
Cuando los montos dinerarios ingresaron a las cuentas de la señora Nadine Heredia, años atrás, fue evidente que solo el registro de los mismos acreditaba el facto, no oculto y tampoco bajo el cartabón de "para no llamar la atención". Que el hermano fuera el protagonista y que entonces no tuviera trabajo conocido o ingresos suficientes, otro asunto que algún día generaría reparos y cuestionamientos. Y esto está ocurriendo.
Hay un solo camino posible, sano y con miras al futuro. Para una persona que no llega aún a la cuarentena, es imperiosa la evaluación de cómo se conduce frente a un caso tan delicado y que la involucra directamente.
El comunicado del llamado Partido Nacionalista padece debilidad intrínseca: a nadie escapa la realidad que esa organización sólo existe en el papel y que la conforman el presidente Humala y la presidenta del partido, Nadine. Por tanto, cuanto allí se diga transita más por los caminos del alegato inane y el pretexto baladí.
Como no hay casualidades en política, no deja de ser sintomático que el tema Belaunde Lossio, su estancia tan simpática en La Paz, Bolivia, los dimes y diretes que han pronunciado en el Altiplano, el jefe de Estado, Evo Morales y aquí el señor Humala, las cortinas de humo impulsadas por el ministro Urresti, muestren una coetaneidad fatal para el gobierno. Y, ciertamente, los miedos de comunicación tienen su parte jugosa en este festín que puede causar daño grande a los involucrados. Debiera la señora Nadine Heredia pensar que ella carece del derecho al antejuicio o a cualquier clase de blindaje. Y el canibalismo por estos lares es práctica común de siempre.
Amigos que dicen serlo de la señora Heredia (sospecho que ni siquiera la conocen), hablan maravillas de su alto cociente de inteligencia. Convengamos en que esto sea cierto. Entonces ¿por qué tanta torpeza en el manejo de dineros cuya procedencia está en trámite de averiguación? Si fue por los trabajos que hizo a diversas empresas, entonces debe mostrar el producto de esos quehaceres, la entrega física, el pago de la contraprestación con documentos, el estudio de los costos comparados en esos años y con servicios similares, para evitar especulaciones como las que hoy se hacen. Volvamos a la pregunta del título: ¿no es más sabio hablar?
Según la exfiscal Vilcatoma se configuran aristas que definen un camino común entre la "protección del gobierno a Belaunde Lossio" y el lavado de activos. Es decir, habría blindaje soterrado y leguleyo a cambio de un silencio que correspondería a esas transacciones en las cuentas del Banco de Crédito.
¿Podría ejercer presión el gobierno en el Poder Judicial? Decir que no, sería una mentira torpe. Pero sostener que con una administración apaleada con el arrojo a la basura de la Ley Pulpín, la interpelación pendiente a ministros y el desdibujamiento absoluto de un régimen cada día que pasa, este peso específico pueda torcer la acción investigatoria, sí resulta fanfarronada. La damisela no está para tafetanes.
No me atrevería a apostrofar ni atribuir delitos a la señora Nadine Heredia. Eso lo hará el Poder Judicial si tiene elementos, pruebas irrefutables y documentos. Lo que sí es cierto es que más sabio es hablar y contribuir al esclarecimiento del origen de estos dineros para que no se incorpore el lavado de activos al margesí político, hoja de vida, de aquella.
Llamar "escandalete" al asunto es ridículo. Los hombres y mujeres en la cosa pública están sometidos a ese inevitable escrutinio. Y los esfuerzos con soporte y dinero del Estado de la señora Nadine Heredia, en ese sentido, de conocimiento generalizado. Es hora de demostrar sabiduría.
Recordemos lo que escribió Ricardo Palma: "sacristán que vende cera no teniendo cerería, de dónde pecata mía si no es de la sacristía". Confiemos, por la propia salud moral del Perú, que éste no sea un caso como el que describió el tradicionista limeño.
Caso Nadine: ¿no es más sabio hablar?
Señal de Alereta, 03.02.2015