jovenes contra 30288Hugo Otero

Durante la próxima campaña presidencial se librará un combate político a través de las redes sociales de una magnitud aún desconocida en el país. Estas tendrán, por primera vez, un papel primordial que no tuvieron en anteriores elecciones, cuando la televisión, la radio y la prensa constituían el espacio principal del combate, espacio que, además, monopolizaban los candidatos, periodistas, empresarios, intelectuales, artistas y otros representantes de la élite social, dejando fuera las opiniones del resto.

Ahora ocurrirá algo nuevo: más de 13 millones de peruanos conectados por computadoras y celulares podrán dar a conocer sus ideas, opiniones y propuestas, y hasta convocar movilizaciones en las calles.

La participación individual por las redes constituye un giro democrático sin precedentes en nuestra sociedad. Representa la liberación de las masas pasivas y homogéneas a las que solo se convocaba para votar. Ahora, ese papel pasivo ha llegado a su fin, porque cada ciudadano puede intervenir directamente en la contienda electoral.

Los internautas peruanos formulan más de 500 millones de preguntas al mes a través de buscadores como Google y el 80% de las respuestas las dan los propios usuarios, comunicándose entre sí y apoyándose unos a otros. Es lo más significativo de la revolución que vivimos.

Con independencia del Estado y de los poderes fácticos, nace en las redes una nueva sensibilidad colectiva que impondrá un cambio inevitable. Aquí en el Perú los jóvenes ‘pulpines’ han hecho visible esta realidad desconocida con sus marchas, en las que los celulares son sus principales armas. Ellos son los precursores de un vasto movimiento que se organiza bajo otras formas de hacer política y como vanguardia del cambio profundo que se gesta en el Perú, y así como obligaron al Congreso a derogar la ley del empleo juvenil con el apoyo de la población, también podrían con su fuerza inclinar la voluntad a favor de cualquier candidato.

La nueva generación, pues, se caracteriza por estar conectada con lo que ocurre en el mundo, tener acceso a la tecnología y ser consciente del poder individual. Estos jóvenes representan opiniones distintas, y no tratan de dialogar para imponer su opinión, sino para expresar sus apreciaciones y denunciar hechos que consideran inaceptables. Esto, sin duda, tendrá el poder de influenciar en el contexto político del país, por ejemplo, constituyéndose en contrapoder de los grandes medios de comunicación tradicionales en los futuros procesos electorales. Además, vale mencionar que, si el uso de dispositivos ya es sorprendente hoy, para el 2016 se estima que, de diez teléfonos portátiles, seis serán smartphones con capacidad de emitir imágenes, voz y texto.

Los miembros del movimiento son ciudadanos anónimos que se mueven con destreza en el universo de las redes, donde existe un orden plural y en constante cambio. Gracias a ello, durante las últimas manifestaciones callejeras, los ‘pulpines’ se unieron velozmente y demostraron que pueden enfrentarse con éxito a cualquier jerarquía.

En España, el movimiento político Podemos se organiza hoy a partir de las redes y ha conseguido una enorme acogida popular. Con anterioridad, en Egipto, las redes movilizaron multitudes y contribuyeron a derribar al régimen de turno.

En las próximas elecciones presidenciales, la revolución digital dejará al descubierto su enorme influencia en el combate político. Estemos, pues, alertas a la revolución que se viene.