Herbert Mujica Rojas
Lo que más distingue a muchos hombres y mujeres en la cosa pública, en los días que corren desde pocos meses atrás, es que aquellos exhiben preseas —en realidad condenas— obtenidas en juicios penales, civiles, acciones reñidas con las buenas costumbres y la honradez y ostentan la capitanía de genuinas pandillas con un solo designio: esquilmar el puesto en el que ocasionalmente están. Ahora o nunca, parecen decir.
La teoría dice que a más diplomas, cursos, especialidades, mayor la eficacia para contribuir en la marcha de la administración pública. La realidad nos muestra que no pocos atiborrados de horas de estudio aquí y en el extranjero, son los más grandes y científicos pillos que zamaquean la precarísima estructura burocrática del Estado.
Por ejemplo —y así lo dijo el estudioso social Ernesto Mori en conferencia reciente— ¿de qué es autónomo el Banco Central de Reserva, del Estado peruano, de quienes contribuyen a su mantenimiento y presencia, hombres y mujeres del pueblo? ¿Por qué nadie cuestiona este Estado dentro de otro Estado al que se reputa como intocable y hasta infalible?
En Perú hay un mito interesado: a más “reconocimientos” y “honoris causa”, diplomas y medallas, mayor “capacidad” y “eficiencia”. Entonces ¿por qué funciona tan mal la maquinaria del Estado en todas sus reparticiones?
Los líderes no son tales y los cabecillas de plagas que saquean al Estado sí lo son. De tal suerte que ni ¡siquiera! existe la más mínima posibilidad de pensar cómo exigir al empleado público honradez, buen trato y excelente servicio.
¿Entrenan los mal llamados “partidos políticos” a sus “cuadros” para ser honorabilísimos servidores del Estado en cualquier dependencia aquí en la Costa, o en la Selva o la Sierra? No parece que ocurriera eso porque hasta donde se sabe hay langostas que han confundido al ente estatal con una ubre gigante a la que hay exprimir mientras dure el cargo.
¿Por qué la ciudadanía no comprende que es la que manda porque paga a los burócratas que mal sirven en los ministerios o en cualquier dependencia del Estado?
Mientras que esa mentalidad de esclavos dependientes de arquetipos que el sistema impone (meritocracia de facciones, casi siempre analfabetos pero con prontuarios más o menos gruesos), Perú no atisbará siquiera los barruntos de la categoría de Nación.
Somos rebaños que votan por los más malos y los más perversos y los delincuentes hallan en esta hermosa tierra, el más rentable campo donde inmiscuirse para hacer lo único que saben hacer: ¡robar!
31.05.2022
Señal de Alerta-Diario Uno