Por David Auris Villegas
Identidad y peruanidad son indisolubles como una moneda, vigorizada por la educación que fusiona nuestra herencia cultural y modernidad, para asegurar el porvenir como nación intercultural y tecnológica, capaz de aportar y enriquecer la cultura mundial cada vez más fusionado y competitivo, pues peruanidad no solo es celebración sino es inspiración.
Marco Aurelio Denegri, comentaba que la frase peruanidad, probablemente la creó Abelardo Gamarra. Palmariamente, después de nuestra Independencia política, hace 201 años surgió esta peruanidad como conciencia colectiva de nación y unidad de sentimiento profundo, bajo una bandera flameando al compás del himno nacional sobre un territorio multiclimático y una diversidad étnica con genuina gastronomía, costumbre, música y claro, nuestro Machu Picchu para el mundo.
Sin embargo, esta peruanidad asiduamente está atacada por ladrones expresidentes, miserables políticos, criminales, narcotraficantes, funcionarios saqueadores y esa extraña manera de querer parecernos más a los de afuera en detrimento de nuestros hermanos y hermanas, pues solo vemos a los antepasados indígenas como factor folclórico que poco contribuye a consolidar una sociedad intercultural.
En este sentido, la educación con el objetivo de peruanizar al Perú, junto a perpetuar nuestra maravillosa herencia cultural que enriquece la diversidad mundial, debe potenciar el logro del desarrollo sostenido, formando personas con mentalidad próspera, científica y resiliente, sobre efímeros orgullos de ir al mundial de futbol o desfiles militares como hoy 28 de julio que, una vez transcurrido estos eventos, continuaremos fragmentados y más endeudados.
En cuanto a nuestra identidad, lejos de nacionalismos trasnochados que algunos políticos pregonan para refundar el país, como personas es necesario, asumir la responsabilidad de conocer nuestra realidad nacional y valoremos la identidad de cada persona como ciudadanos de primera clase, con el objetivo de caminar hacia un objetivo común de progreso y reducción de la pobreza e inequidad.
Paradójicamente para reforzar esta visión de país, la errónea política educativa se limita a conmemorar nuestra cultura material e inmaterial, ejerciendo frágil apoyo a la competitividad, no obstante, ahora con la inteligencia artificial, los contenidos curriculares están obligados a consolidar la identidad peruana asociada a producciones tecnológicas y científicas.
Finalmente, peruanidad no solo es abanderar el país, celebrar rimbombantes pasacalles, exóticas gastronomías y escenas farandulescas de futbol. Además de ello, desde las escuelas y la sociedad, construyamos una ciudadanía más respetuosa de los derechos humanos, inclusiva, equitativa, tecnológica y solidaria.
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https://orcid.org/0000-0002-8478-6738
© David Auris Villegas. Escritor, columnista y pedagogo peruano.