Herbert Mujica Rojas
En el tumultuoso trienio que comenzó el 28 de julio de 1945 y que colapsó el 3 de octubre de 1948, los golpistas —esa peste que ha resucitado en estos últimos meses— hicieron cuanto les fue posible para desbarrancar al Perú.
Los intensos debates sobre la ley de imprenta, la formación de sindicatos, el choque en las calles entre la izquierda democrática y la reacción que encabezaban Pedro Beltrán, Eudocio Ravines, El Comercio y La Prensa, el ausentismo parlamentario que paralizó al Senado y al Congreso, el crimen Graña y eventos más o menos, habían diseñado un ambiente de sobresalto, desconcierto y repudio a un gobierno que nació caudalosamente en las urnas consagrando a José Luis Bustamante y Rivero como el jefe de Estado.
La Alianza Nacional, los grupos exportadores y la derecha habitual conspiraban con todo para traerse abajo el gobierno. Por iniciativa del entonces diputado Fernando Belaunde Terry que salió electo en las filas del Frente Democrático Nacional, se interpeló al ministro Manuel A. Odría. El Congreso al ser incapaz de hallarle en falta, debió respaldarlo.
Los vientos de fronda inundaban al Perú de norte a sur y de este a oeste. Con mendacidades y calumnias los grupos conservadores habían desatado una guerra a muerte a los sectores populares y aprovecharon al máximo el fracasado levantamiento militar-civil del 3 de octubre de 1948 en el Callao.
A las pocas horas del suceso, Bustamante y Rivero colocó fuera de la ley al Partido del Pueblo (Apra) que le había puesto en la presidencia.
El mismo general Odría no tuvo muchas contemplaciones días después, el 27 de octubre, en echar, sin pena ni gloria, a Bustamante y Rivero. Había comenzado el ochenio y con ese régimen un largo túnel sangriento que significó el acribillamiento de líderes populares, dirigentes sindicales y sociales. Miles partieron al destierro, encierro y entierro.
La historia tiene sus paralelismos. En estos días hay golpistas desembozados empujando la vacancia presidencial a como dé lugar. Los mandones de siempre no comulgan en perder sus privilegios y la sentencia azúcar caro y cholo barato es lema permanente de quienes jamás comprendieron que la igualdad es un derecho irrenunciable.
Historia, madre y maestra.
13.10.2022
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas