Herbert Mujica Rojas
Canciller Landa: si no la pesca ¡pierde la ocasión!
No suelen ser frecuentes las ocasiones en que un funcionario sin ser diplomático, tiene ante sí la oportunidad de abrir una puerta al futuro, un paso hacia el porvenir.
Cancelar yerros monumentales en perjuicio de hombres o mujeres, malogrando proyectos de vida, tronchando con alevosía talentos y acogiéndose a un mal llamado “espíritu de cuerpo” que no es otra cosa que complicidad desvergonzada, constituye un paso imprescindible.
Y se trata de asociar el suceso o acontecimiento con la coyuntura, la persona precisa en el lugar apropiado.
Es el caso del nuevamente canciller César Landa quien sólo tiene que aplicar los rudimentos más básicos de lo que es su profesión y especialidad: el Derecho.
Si el país vive en crisis permanente, con caídas abruptas y descontroles del sistema democrático, hechos que resienten en el cuerpo social, económico y político de todo el Perú generando descalabros y desaciertos y el Ministerio de Relaciones Exteriores, forma parte esencial del Estado, por tanto Torre Tagle no es ajeno a esos muy duros desequilibrios institucionales.
El manojo de hechos: la conspiración con registro clandestino de cintas magnetofónicas, como nunca se ha hecho en ninguna otra misión diplomática peruana en alguna otra parte del mundo; la armazón del complot con un ministro consejero in situ coordinando en Israel con el jefe de gabinete en Lima, un vicecanciller y el titular de Torre Tagle, todos al alimón y ¡con el solo y absurdo propósito de “eliminar” a un embajador, Fortunato Quesada, es un fardo de muy lamentables delitos, todos comprobados paso a paso!
Si todo lo anterior, sin el detalle preciso de que hemos dado cuenta y pormenor en los últimos meses, sin refutación (la más mínima), fue hecho e identificado documentalmente y es la comisión de las tremendas irregularidades que fue verídico, entonces ¿por qué no hay capacidad de enmienda y voluntad y decisión de corregir estos entuertos tan dolorosos?
Cancillería no es una isla o está al margen de la legislación penal que castiga esta clase de desmanes. El ciudadano paga también a los que trabajan en el Ministerio de Relaciones Exteriores para que cumplan con los objetivos que se traza el Perú en su política exterior y con indispensable beneficio para los más de 30 millones de habitantes. Es decir, los mandantes encargan y otros deben cumplir.
Y como parece difícil que alguien que pertenezca al cuerpo diplomático tome ante sí y por sí y para beneficio común, la decisión de mejor manejar los rumbos, deshaciendo nudos, afiatando caminos y apisonando alamedas, la chance que quien ocasionalmente ocupe el titularato en Relaciones Exteriores, está servida. ¡Y todo es un asunto de decisión!
Cuando el buen periodismo identifica cuellos de botella y los comunica a la sociedad, los gobiernos y el Estado, están en la obligación de tomar medidas en el sentido que consideren más apropiado. No se podría decir lo mismo si lo expuesto fuera un conjunto de mendacidades o tonterías a granel sin ningún sentido o respeto. (No es el caso, cuanto se ha dicho es comprobable).
Cancillería muestra falencias múltiples aquí y en sus misiones en el extranjero. Las quejas de peruanos que viven fuera son interminables.
Decenas son las demandas interpuestas contra el Ministerio de Relaciones Exteriores por ex servidores tanto diplomáticos como administrativos. Muchos de estos procesos tienen años largos y difíciles.
¿Qué ocurriría si con un caso símbolo de reposición y reincorporación ante una aviesa y malévola faena y componenda, se empieza a mostrar una vigorosa, imbatible y profunda convicción de empezar a arreglar todos los pendientes en Relaciones Exteriores?
¡Se produciría un genuino punto de quiebre!
Por un lado, la antipática e inmóvil imagen de un sector con vacas sagradas a las que nada ni nadie, o la ley o la administración, puede tocar, sea la barbaridad que hagan y que persistan en tronos que no merecen y envileciendo la eficacia de la tarea diplomática y el soporte administrativo.
En cambio, por otro lado, el advenimiento de las buenas nuevas, las evangélicas que anuncian y promueven cambios que son anhelados por justos e insustituibles y porque ¡ninguna administración servirá al Perú si persiste en viejos y anacrónicos moldes oxidados!
¿No cree el canciller César Landa que la historia del Perú le está poniendo en bandeja de plata la llave que abra los portones del cambio, la justicia social y la renovación más absoluta en un ministerio clave para la Nación entera?
To be or not to be, that is the question! Bien lo sabe Hamlet, y también el ministro Landa.
Canciller Landa: si no la pesca ¡pierde la ocasión!
18.11.2022
Señal de Alerta