Por Juan Huaylupo Alcázar *
Han sido miles de páginas y cientos de libros escritos en torno de la democracia y es posible que sean infinitas las reflexiones particulares que se harán sobre este fenómeno social, histórico y anhelo ciudadano, dado que no es posible agotar las singulares conquistas y particulares significaciones que tiene la democracia en cada ámbito social. La democracia expresa el dinamismo de realidades inéditas, que no son semejantes a otras, así como tampoco es estática en cada espacio social, ni es similar para los distintos grupos de interés, segmentos o clases sociales. La democracia es particular, no privada, aun cuando frecuentemente es medida y comparada de manera estandarizada o por los ciegos poderes autocráticos del Perú.
Las referencias a la democracia y los enfrentamientos por alcanzarla cubren gran parte del pasado y el presente de los pueblos del mundo. Las luchas contra la desigualdad, la exclusión, la explotación y contra toda forma de esclavismo, sumisión y colonialidad del poder, ha sido la historia común de muchas colectividades del universo social. Tal vez, se podría reescribir el pasado y el presente, a través del recuerdo y recuento de las múltiples formas adoptadas por conquistar la libertad, la igualdad y la solidaridad de la ciudadanía y sus pueblos. Sin duda, no sería una historia de vencedores, dominadores ni explotadores, sería la de quienes se les ha negado derechos, cultura y pensamiento propio y sobre todo, al esclavizarlos, excluirlos y reprimirlos estatalmente por pensar y actuar sobre el presente y futuro nacional.
La usurpadora del poder en el Perú, como algunos congresistas, han expresado sin mediación alguna, que los manifestantes carecen de derechos de definir la política y el devenir nacional, cuando son precisamente los dictados de la ciudadanía y de los pueblos quienes definen la actuación del Estado que tiene la obligación obedecer. El Estado que transgrede los deberes con su sociedad y violenta sus derechos solo es una tiranía fascista. El poder totalitario, nunca admite errores, es absoluto, como inmunes e impunes son los asesinos de los manifestantes y de los explotadores privilegiados, con el apoyo de las fuerzas brutas que indebidamente e ilegítimamente los amparan.
Rescatar el pasado en el pragmatismo contemporáneo, donde solo importa el presente y el economicismo rampante, es la visión cínica, que oculta las luchas y logros democráticos de nuestros pueblos peruanos.
El desarrollo nacional en el Perú, es presentado por los autócratas y los empresarios globales, como la aspiración de todos, no obstante solo es una invención ideológica privada, excluyente y exclusiva, que beneficia a propietarios del dinero global, a los delincuentes financieros y sus sirvientes de la institucionalidad estatal. Ellos han creado leyes indignas e incluso la Constitución de la República, que modifican a la medida de sus intereses contra la ciudadanía y la nación.
La política, expresión del poder de la colectividad de todas las organizaciones de la heterogeneidad social, se privatiza contra toda razón y conocimiento científico. En el Perú la arbitrariedad del poder cambio discursiva y judicialmente, al modificar formalmente el despotismo tiránico del Estado por democracia; el clamor popular democrático por terrorismo; lo privado por lo público; el diálogo social por represión y asesinatos; la paz por guerra total; la igualdad por racismo; el pensamiento y la solidaridad social por complicidad terrorista; las luchas sociales por la situación y el progreso nacional por comunismo radical; los intelectuales y pensadores independientes por instigadores de la violencia y por lo tanto, todos espiados, perseguidos, detenidos, secuestrados y próximos a desaparecer.
Sin embargo, los ignorantes poderes tiránicos han creído en todos los tiempos que los subalternos pueden ser controlados y dominados fácilmente con represión, miedo y muerte, por ello las revoluciones siempre han sido inesperadas e inexplicables derrotas para quienes detentan el poder y la explotación absoluta.
El Perú es el experimento radical de la privatización de lo nacional en América Latina, están privándonos de ser actores colectivos de la construcción del presente y futuro nacional, de aspirar la igualdad social, jurídica y democrática. El poder autocrático en el Perú imagina que la historia, solo sirve para llenar libros y para charlas de café, lo cual es una muestra fehaciente que la estupidez, no tiene límites para los que se consideran dueños de nuestro Perú profundo.
Ignorantes gobernantes, la historia no es pasado, es presente, ilumina y da sentido a nuestra cotidianidad, así lo demuestran los pueblos que expresan con su presencia, en las calles de ciudades y pueblos la histórica peruanidad unida en pensamiento y acción, contra la perversa tiranía, que no gobierna, asesina y pretende hacerlo con nuestra historia.
Dr.Juan Huaylupo Alcázar *
Profesor e investigador pensionado.
- Bachiller y Licenciado en Sociología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima, Perú
- Magister Scientiae en Ciencias Sociales en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), México
- Doctorado en Economía con énfasis en Política Económica en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
- Doctorado en Comunicación y Paz en la Universidad para la Paz. Naciones Unidas. Ciudad Colón, Costa Rica.
- Docente e investigador en la Universidad de Costa Rica, desde 1985 a 2021
- Asesor del Dr. Henning Jensen Penington, Rector de la Universidad de Costa Rica, desde 2012a 2020.
- Profesor invitado en programas de Doctorado en la Universidad Complutense de Madrid y Universidad Autónoma de Honduras.
- Director de la Maestría Regional de Integración Centroamericana (Universidad Nacional de Costa Rica)
- Director de Posgrados - Maestría y Doctorado- Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología.
- Subdirector de la Escuela de Administración Pública en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica.