Herbert Mujica Rojas
La maquinaria burocrática del Estado posee el privilegio inverso de ser abundante en estafadores, ladrones, coimeros. ¿Qué otra explicación hay a la corrupción con los fondos públicos?
¿Cuántos altos gerentes, jefes de área, supervisores, parlamentarios, ministros, están en la cárcel luego de juicios civiles o penales que supuestamente debían castigar sus fechorías? Que se sepa, pocos muy pocos.
La mayoría pícara que integra por años de años, esta aplanadora de los dineros públicos, maneja con sabiduría delincuencial, los riesgos y límites de los procesos administrativos.
El ladrón sabe hasta dónde le alcanza el zapato en su accionar delictivo y a veces no va más allá.
¡Cuántas fortunas se han construido con estos mecanismos “legales” o dentro de la permisiva psicología inmoral que se maneja en el Estado. “Roba pero hace obra”.
Por tanto, no es pecado robar porque el perdón justificador consiste en usar las sobras para dejar algo visible. Y si es con placa conmemorativa ¡mucho mejor!
Suele ocurrir que cuando termina un mandato presidencial, los que llegaron a ocupar cargos de confianza, tienen la decencia de poner sus responsabilidades a disposición de las nuevas autoridades. Ellos verán si los confirman, les dan las gracias o los enjuician administrativa o penalmente y en este último caso, el destino más lógico es la cárcel.
Después del 7 de diciembre del 2022 y la inexplicable maniobra en que incurrió Pedro Castillo, los relevos y componendas se fueron realizando en el camino.
Pero claro, hablamos del Perú y en nuestro país ocurren cosas raras: llueve para arriba; los burócratas se atornillan o se pegan con uñas y dientes a las butacas y no se dan por enterados que la voluntad soberana de millones de personas exige cambios.
Esto es en condiciones normales.
La administración de doña Dina en la presidencia, amagó todas las protestas a sangre y fuego y más de 70 muertos, a balazos, con violencia injustificada, son su saldo real.
Hay burócratas caraduras que han estimado con mesianismo desvergonzado que su participación es indispensable y entonces arman escenarios con amigos, compadres, referidos y se aúpan, a como dé lugar y a trompicones en los puestos.
No importan las promesas, y traicionando juradas lealtades, no hesitan en recitar, ante los nuevos mandos, el largo cúmulo de sus “méritos y capacidades profesionales” para ver si los confirman como funcionarios.
¡Todo el país sabe que la burocracia del Estado que se hereda de gobierno en gobierno, funciona pésimo, con altos índices de corrupción moral y arraigado tráfico de influencias!
Lo que nadie conoce es ¿cuál el grado de eficacia de los organismos de control?
En los próximos días, con tardanza y lentitud reprobables, el MTC/DGAC y Ositran deberán pronunciarse respecto de la concesionaria del AIJCH (Aeropuerto Internacional Jorge Chávez), Lima Airport Partners (LAP) que no pagó la renovación del seguro contra terrorismo, por US$ 200 millones, lo que daba causal para la rescisión del contrato.
Si nos remitimos a los antecedentes de Ositran, supuesta encargada del fiel cumplimiento del contrato de concesión, estos son inquietantes: 8 adendas concedidas a LAP (todas pedidas por ellos); permisividad de 21 años por una II pista (hoy parcial y no completa) y una torre de control que NO funciona por las noches, amén del no pago del seguro.
Es oportunidad importante para que la recién confirmada Veróniza Zambrano, camine por la línea correcta en defensa del Perú. ¿O será parte del festival previsiblemente entreguista?
La disyuntiva es terminante. MTC/DGAC y Ositran debieran ser enérgicos con la concesionaria LAP. ¿Lo serán?
¿O estamos en el pórtico de una —otra— vergonzosa claudicación del Estado peruano ante el socio mayoritario de LAP (Aeropuerto de Frankfurt), cuya presión es indudable. ¿Cuántas veces les ha visitado el embajador germano?).
El silencio de la sociedad civil y su expresión política, los partidos, es aberrante.
¡Ni qué decir de la prensa concentrada o cuasi monopolizada por un solo grupo editorial y comercial! Se lee uno de sus diarios y es innecesario revisar el resto.
El Congreso tiene sus propias broncas porque descubrieron que alguien se apropiaba de una parte del sueldo de sus trabajadores. ¿Asunto nuevo? ¡Pamplinas, denuncié un caso acreditado casi 20 años atrás en el Parlamento! ¡Por supuesto, primó el espíritu non sancto de cuerpo!
¡Burócratas siempre impunes!
19.04.2023
Señal de Alerta