Herbert Mujica Rojas
Así tituló la notable historiadora Carmen Mc Evoy, hace dos años, a su nutrido libro en que compiló artículos publicados en un importante medio local.
Con franqueza directa nos dice Mc Evoy:
“En ese contexto pienso que el concepto de “república agrietada” (y no somos la única si se tiene en consideración lo que ocurre en los Estados Unidos de Norteamérica) puede servirnos para enfrentar las roturas de la república bicentenaria que, como el racismo, la desigualdad, la corrupción, la ausencia de instituciones y la injusticia, han causado —y siguen causando— muchísimo daño a millones de compatriotas, hoy sin oxígeno y sin medicinas para aliviarse de la pandemia que sigue llevándose a los más vulnerables”.
Mc Evoy bautiza a la república agrietada con impecable lógica e investigación. Somos retazos en un territorio común y con historias paralelas y alturas distintas. Psicologías no siempre entendidas y enlazadas por un discurso que inventó aristocracias, sufrió riquezas vendidas con dolo y debió afrontar humillaciones que escarnecieron al país entero.
Importante señalar que el prólogo Bitácora de una pandemia refleja que aquella, la que enlutó millones de hogares urbi et orbi, gatilló este notable trabajo.
Protagoniza Mc Evoy varias cosas a la vez, es historiadora, la más importante estudiosa de nuestra conflictiva historia con Chile y ha buceado en libros raros y bibliotecas enteras en procura de ilustración para las generaciones actuales sobre el evento guerrero y de invasión destructiva que aconteció entre 1879-1883.
Es educadora y sus párrafos escritos abundan en datos, fechas, nombres, herramientas todas para enriquecer con luces potentes la comprensión del lector que se alimenta con sus crónicas periodísticas.
Y sin conocerla de manera personal, su aporte intelectual y lectivo, me permiten seguir comentando sus alegatos de prosa elegante y versación indiscutible.
El conflicto con Chile marcó duramente al Perú. Fue una guerra de invasión, sangrienta y destructiva. Afloraron las noblezas combativas pero insuficientes cuanto que las proditoras complicidades con el invasor que han sido borradas de la memoria colectiva.
Mc Evoy es la más grande historiadora sobre esa aciaga etapa de la historia peruana. Mi modesta reflexión es que esa “guerra del Pacífico” fue un invento romántico para cubrir lo que termitas humanas hicieron en nuestros confines entonces.
Cuando Mc Evoy discurre por el inconcluso y frágil no Estado que se llama oficialmente Estado, afirma:
“Acá, lo perturbador del caso es tener a la muerte al frente, pero mucho más vivenciar la eterna inteptitud del Estado peruano frente a ella, lo que sumado a los permanentes fracasos de sus élites políticas y sociales, deviene en el pandemonio por todos conocido.”
Incide refiriéndose a la centuria precedente:
“El siglo XX estará marcado por una serie de iniciativas políticas y sociales que no lograrán a pesar de los intentos, darle al Perú un proyecto nacional sólido e inclusivo”.
El ocaso de toda clase de armazones de ideas, lo definió así Mc Evoy:
“En el confinamiento, donde certidumbres, esquemas, proyectos, rutinas e incluso ideologías dejaron de tener sentido, algunos decidimos sostener una conversación con nosotros mismos”.
Acaso la andadura peruana podría definirse con el siguiente aporte que subraya Mc Evoy:
“Vamos a ciegas por la oscuridad. Caminamos sin rumbo por el fuego”, es una frase del gran poeta mexicano José Emilio Pacheco.”
Miscelánea sobre la obra:
“En líneas generales, este libro es una suerte de diario de bitácora de una escritora que apela a sus recuerdos personales, a páginas de libros leídos y subrayados hace ya varias décadas, a postales y fotografías —algunas tomadas a lo largo del encierro—, a canciones que conforman una particular banda sonora del 2020-2021.”
“Tiempos de reflexión, en los que, si nos lo proponemos de verdad, se puede definir una nueva manera más justa y más humana de ver la vida, tanto a nivel individual como colectivo”.
“¿Qué hacer con una república tan agrietada como la peruana, a la que la pandemia ha desnudado en todas sus carencias?”
Carmen Mc Evoy construye párrafos que merecen una lectura reflexiva y crítica. Evoluciona en sus textos con multitud de reminiscencias, anécdotas, citas de libros en varios idiomas y de escritores universales. Leer su robusto documento es un ejercicio indispensable.
Y a manera de anécdota, debo subrayar que Carmen Mc Evoy tiene filiación con el Callao desde muy niña. Acaso sin saber que ella se convertiría en la Clío del Perú contemporáneo, la esperara en el murito de la Av. Sáenz Peña como hacíamos diariamente los del Colegio América que admirábamos a las chicas del San Antonio.
13.05.2023
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas