Herbert Mujica Rojas
La definición simple de feudo es como sigue:
“El término feudo proviene del latín feudum. El feudo era comprendido por tierras cultivables, bosques, fincas, villas y varias parroquias. La parte más importante del feudo era el castillo o fortaleza que lo delimitaba, asimismo, contaba con edificios, patios, almacenes, talleres, establos, hornos y molinos”.
Los señores feudales eran: “los grandes propietarios de tierras, quienes constituían la autoridad máxima de sus feudos o comarcas. Ejercían el poder político y hacían las veces de juez, a la par que administrador, líder militar y cobrador de impuestos para la corona”.
Sencillo inferir que los señores feudales decidían sobre la vida de sus súbditos, sus tragedias o sus recompensas, según la oportunidad. Además el concepto de clan de conveniencia o parentesco, se custodiaba con celo intenso porque eso permitía la opresión hacia los ajenos.
Cancillería oficializó el nombramiento del consejero Pedro Rubín a un consulado de frontera con Brasil.
La canciller Ana María Gervasi requirió la firma de dicha nominación a la presidenta Dina Boluarte. Debía, también, señalarle si Rubín era dueño de una foja de servicios intachable y prolijamente seguida.
Tuvo, la titular de RR. EE., Gervasi, que noticiar a doña Dina que el señor Pedro Rubín participó, según el Informe 011 de la Oficina de Recursos Humanos de Torre Tagle, en una conspiración contra el embajador Fortunato Quesada, entonces en Israel y cuyas consecuencias fueron salida del cargo y de Cancillería.
No actuó solo el señor Pedro Rubín, lo hizo con los embajadores Boza (+), Hugo de Zela y Néstor Popolizio. Pero como en Torre Tagle hay un “espíritu de cuerpo”, los privilegiados son intocables, hasta sanos y sagrados.
El leve castigo fue de suspensión a Rubín por 6 meses; y al embajador Boza por 9 meses. El escándalo mediático coordinado desde Israel y plenamente demostrado por el Informe de la institución, costó la destitución del cargo y alejamiento forzoso del embajador Quesada de su centro de trabajo.
Con esos antecedentes, ¿cómo firmó la presidente Boluarte, el nombramiento de Pedro Rubín en un puesto con un país fronterizo tan importante como Brasil?
¿No se debería dejar sin efecto dicha responsabilidad?
El señor Rubín es un funcionario desleal y se le probó concurso en una conspiración para llevar a cabo un complot contra un miembro de la Cancillería. ¿No parece un absurdo confiar en alguien que ya dio demostraciones fehacientes de no ser rectilíneo?
Los señores feudales (oficiales en Cancillería), decidían sobre la vida terrenal de sus vasallos. ¿No está sucediendo lo mismo? Unos, los que gozan de la amistad de los caciques y conocen de secretos a los que no accede el bajo pueblo, son perdonados. El resto ¡a la horca!
A pesar que las relaciones internacionales han cambiado mucho y muy rápidamente (inclusive bajo amenaza de una conflagracion mundial), el Reglamento de Organización y Funciones (ROF), vigente del Ministerio de Relaciones Exteriores, es del 2011.
Para la vieja guardia pretoriana de Cancillería es absolutamente normal, en un mundo convulso, interno y externo, y sin modernización a la vista, manejarse como antaño, en la vieja institución y por eso hay muchos temas importantes en el limbo y las Direcciones vienen tratando esas mismas materias de idéntico modo ¡como hace 20 años!
¿Cuántos millones de dólares se ha gastado en “levantar” la imagen de un gobierno que tiene sobre sí, el ominoso membrete de más de 60 muertos a balazos? Podrían emplear el triple de recursos, pero los derechos humanos son para respetar.
Claro, si la presidenta Boluarte pregunta “¿cuántos muertos más quieren?” y delata a su subconciente, sin arrepentimiento ni piedad, para con la población inerme, es lógico que Cancillería pretenda maquillar a un régimen absolutamente impopular.
Cuando la pandemia del COVID-19, Cancillería no advirtió, investigó ni contribuyó ¡un ápice! contra esa plaga que costó al Perú más de 200 mil muertos. ¿Estaban pintados los funcionarios en China?
¿Siguen los hijos de embajadores integrando la Comisión de Ascensos? Los lazos de sangre, parentesco, amistad y sabiduría de ciertos personajes, imperan decidiendo quiénes ascienden y quiénes no. ¿O no es así ilustres miembros de la Cancillería?
Por último ¿qué creen que es meritocracia?
En Torre Tagle todos son iguales ante la ley. En efecto pero (el infaltable, pero) unos son más iguales que otros.
Y si no hay vínculo de sangre, apellido o servilismo manifiesto con boca cerrada (donde no entran moscas, ni leyes), entonces ¡a buscar por otros lares! Que allí el coto de caza está cerrado, suspiran algunos, por ¡50 años más!
Cancillería parece un feudo ¿no?
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26.06.2023
Señal de Alerta