Por Raúl Allain (*)
Los analistas Percy Medina (representante de la Asociación Idea Internacional) y Fernando Tuesta Soldevilla (exjefe de la ONPE) especializados en temáticas electorales, señalan que la situación actual del Parlamento peruano es reflejo de la crisis que atraviesan los partidos políticos. Señalar que los dos movimientos políticos de mayor influencia en la historia peruana contemporánea: el Partido Aprista de Haya de la Torre y el Partido Socialista fundado por Mariátegui, a la postre renombrado Partido Comunista, se torna imprescindible para indicar determinadas circunstancias que deben entenderse anacrónicas. APRA y PS en sus respectivos inicios -rescatemos- conservaron ideologías y discrepancias sustantivas con respecto a posturas ya sean socialistas o capitalistas, pero no comprendían mayores variables lucrativas. Sólo el pensamiento era motivo para el accionar ante las masas que, con furor, asistían a los discursos. Si bien, en términos generales, los partidos políticos son organizaciones de carácter formal que comprenden dentro de sus objetivos posicionar a sus miembros en el gobierno, la ética en lo que concierne a una cualidad representativa reflejada en intereses comunes en el ámbito peruano debería abarcar nuevas concepciones, pues el populismo expresado en determinadas elecciones congresales, cuestionables, puede alcanzar dimensiones de ridículo histórico. Recordemos la serie de calificativos surgidos en los últimos dos gobiernos para con los congresistas, que si bien atinados, personifican la comidilla del corpus de notas periodísticas que aparecieron sucesivamente. Esta característica se hace notar aún más cuando el “aumentazo” ha quedado sin efecto gracias a la presión popular, hecho que pudo denominarse aurívoro, claro, dejando de lado el valor poético del término.