Por Herbert Mujica Rojas
¿Cuántas veces (y quien diga que no, es un farsante e insincero) no ha comentado usted, amable lector, sobre nuestro atribulado país: ¡esto no lo arregla nadie!? Los políticos son caricaturas especializadas en hacer el ridículo. Su ignorancia es monumental, su honestidad cambia con las horas del día, su estulticia parece hasta congénita. Hombre llegado al gobierno, ser humano capaz de negociar a su progenitora y de montar una corte de serviles dispuestos a matar con tal de no perder la pitanza. La conclusión es la de siempre, común, cotidiana y aterradora: ¡esto no lo arregla nadie!