Estudios de científicos norteamericanos muestran que el desvío de estos cuerpos celestes podría destruir nuestro planeta.
En la segunda mitad de este siglo, podrían acercarse a la Tierra asteroides y chocar contra el planeta, e incluso existen "un montón" de peligros de este tipo, según concluyó un estudio reciente de científicos estadounidenses.
Al mismo tiempo, es extremadamente difícil calcular la trayectoria de los asteroides potencialmente peligrosos debido a un efecto extraño y que puede distorsionar la trayectoria de los asteroides.
El fenómeno se conoce como 'efecto Yarkovsky' por el nombre de un ingeniero ruso, Ivan Yarkovsky, el primer científico que predijo el fenómeno en 1900. En los últimos 12 años este fenómeno hizo que un asteroide se desviara de su camino unas 100 millas, una cifra no muy significativa para el inmenso espacio, pero muy importante para la Tierra. "Es importante entender este proceso y cómo impacta en el asteroide para determinar si el cuerpo celeste va a chocar contra nuestro planeta o no", dice Josh Emery, de la Universidad de Tennessee en Knoxville.
El efecto consiste en que la radiación térmica de la superficie del asteroide crea un impulso débil que da al cuerpo celeste una aceleración adicional. Observando con el telescopio de la NASA al asteroide 1999 RQ36, de un diámetro pequeño de tan solo medio kilómetro y que tendría que pasar al lado de nuestro planeta en 2135, los científicos determinaron que la intensidad del 'efecto Yarkovsky' depende de la superficie del cuerpo celeste.
Si la superficie es una piedra densa, entonces el calor se mantendrá durante más tiempo y, por lo tanto, se reforzará el fenómeno de la radiación térmica. Pero si la superficie se compone de polvo o arena, entonces se enfriará mucho más rápido, lo que significa que el 'efecto Yarkovsky' será menor, es decir, será menor la desviación de la trayectoria.
Entre tanto, los expertos dicen que la dificultad consiste en que los asteroides no están divididos estrictamente en lapídeos o arenosos. Su superficie es distinta. Además, es casi imposible de alguna manera medir el efecto, subrayan los científicos en su artículo.
Sin embargo, el conocimiento sobre este fenómeno, junto con datos sobre el tamaño, las propiedades térmicas y de la órbita, ayudaron a los científicos a determinar la masa y la densidad del asteroide 1999 RQ36, que se encuentra a una distancia de varios millones de kilómetros de la Tierra. Resultó que tiene la densidad del agua y una estructura como la espuma.
Basándose en la experiencia, los astrofísicos esperan de nuevo evaluar el grado de amenaza a nuestro planeta por parte de asteroides en los años 2170-2190. Además, en caso de que se lleve a cabo con éxito la misión norteamericana OSIRIS-Rex en la próxima década, los científicos esperan recibir más información sobre este tema.
Esta misión prevé la puesta en marcha de la estación interplanetaria del mismo nombre en 2016, y su aterrizaje en el asteroide 1999 RQ36 en 2019. La unidad tomará muestras del suelo y tendrá que volver a la Tierra en 2023.