No fue un asteroide, como hasta ahora se creía, sino un cometa el responsable de la desaparición de los dinosaurios y el 70% de las especies hace 65 millones de años, aseguran científicos del Dartmouth College de los Estados Unidos.
Según los investigadores, el análisis de la capa de sedimentos en la zona del cráter Chicxulub, en la península de Yucatán (México) evidencian concentraciones de iridio mucho más altas de las existentes de forma natural en la Tierra, lo cual indica un origen extraterrestre.
No obstante, la comparación con otro elemento extraterrestre hallado en la zona del impacto, el osmio, permitió deducir que en realidad la colisión dejó menos restos de lo que se creía previamente.
Contrastando el valor recalculado del iridio con las propiedades físicas conocidas del impacto, Jason Moore, quien condujo el estudio, admite que se necesitaría un asteroide de unos cinco kilómetros de diámetro para lograr esa cantidad de iridio y osmio. Pero un asteroide de ese tamaño no hace un cráter de unos 200 kilómetros. En cambio, debería tratarse de un cuerpo mucho más veloz que un asteroide, con suficiente energía para crear un cráter así, pero con mucho menos material rocoso, por lo que descartando a un asteroide se tiene a un cometa como el cuerpo que impactó en ese lugar.
El cometa habría estado compuesto de bolas de polvo, roca y hielo, específicamente veloz y no periódico, es decir, un cometa que tuviera una órbita extremadamente amplia y de forma parabólica (no elíptica, como suelen tener los cometas convencionales) y que no regresase a las inmediaciones del sol durante miles de años, si es que alguna vez pudiera volver.
Esta nueva teoría es cuestionada por otros especialistas, como el británico Gareth Collins, del Imperial College en Londres, quien niega que sea posible determinar el tamaño del cuerpo que ha impactado en la Tierra a través de la geoquímica. La geoquímica indica con bastabte precisión, solo la masa de material meteórico que es distribuida globalmente, no la masa total del cuerpo que impacta, porque para conocer esa masa se necesita saber qué fracción del cuerpo que impacta fue distribuida globalmente, en oposición a ser lanzado al espacio o aterrizar cerca del cráter, según cita la BBC.