Los pesticidas con neonicotinoides estarían terminando con las abejas, aves, mamíferos y la vida de microorganismos en el suelo, indica un estudio realizado por la Universidad de Sussex.
Estos pesticidas fueron prohibidos por la Unión Europea recién a principios de este año, pese a la oposición del Reino Unido, pues ya se temía que estén diezmando a las abejas.
El nuevo estudio explica que estos pesticidas se acumulan en el suelo y el agua con un poder potencial de daño a un amplio espectro de formas de vida y al suelo mismo.
El profesor Dave Goulson, quien condujo el estudio, cree que el daño a las abejas sería sólo la punta del iceberg, señala en el estudio publicado en la revista Journal of Applied Ecology, en el cual empleó otros estudios, incluyendo algunos de las propias compañías produtores, para demostrar que los pesticidas permanecen en niveles peligrosos para la vida en el campo.
El 90% de los neonicotinoides van al suelo y allí se filtran, donde permanecen por años y pueden ser absorbidos por plantas y hongos de los cuales dependen otros animales. Los ratones de campo y otros mamíferos comen las semillas, mientras que las mariposas y polillas consumen el néctar y el polen de plantas que absorben esas sustancias químicas.
Los pesticidas que permanecen por muchos años se acumulan en el suelo y filtran a las vías de agua, donde pueden causar efectos más allá de los insectos que se pretendía eliminar, en especial si el pesticida es muy tóxico para los organismos que no se busca atacar. Por ejemplo, menos de una parte por millón de imidacloprid (uno de los tipos de neonicotinoides) en las corrientes es suficiente para matar a algunos tipos de insectos.
Las aves que comen granos también están en riesgo, como los partridge, para quienes solo unos pocos granos tratados con neonicotinoides es letal.
Pese al estudio, Bayer, una de las empresas que produce estos pesticidas, niega que se acumulen en el suelo y alegan que estudios en ambientes artificiales y otros adicionales mostraron que los neonicotinoides no afectan la vida animal ni el suelo a largo plazo.
Los riesgos para los organismos acuáticos, para los organismos que viven en el suelo (incluyendo los procesos microbiológicos), los artrópodos que no son plagas, los mamíferos y las aves deberían ser materia de estudio en cuanto a los riesgos que suponen estas sustancias, advierten los autores.
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