Por Coletivo Nigéria
Al comienzo de la noche de un jueves de septiembre, la terminal de ómnibus de Juazeiro de Bahía era el retrato de la desolación. En el zaguán mal iluminado, funcionaban un box cuya especialidad es caldo de carne, un bar de mostrador largo, adornado con comidas saladas, biscochos y papas chips, y una única ventana de atención –con perturbadoras nubes de mosquitos sobre las cabezas de quienes esperaban para comprar pasajes hacia pequeñas ciudades o capitales nordestinas.
Asentada en la vera del río São Francisco, en la frontera entre Pernambuco y Bahía, Juazeiro siempre fue una ciudad cortada por arroyos, afluentes de uno de los mayores ríos del país. Hoy, tiene más de 200 mil habitantes, constituye el mayor conglomerado urbano del semiárido nordestino, ubicado al lado de Petrolina –con la cual suma medio millón de personas– y está infestada de mosquitos. Los cursos de agua que drenaban pequeñas nacientes se convirtieron en desagües a cielo abierto, extensos criaderos del insecto, tradicionalmente combatidos con insecticida y raqueta eléctrica, o ventanas cerradas con aire condicionado para los más adinerados.
Pero los habitantes de Juazeiro no espantan sólo mosquitos este comienzo de primavera. La ciudad es el centro de pruebas de una nueva técnica científica que utiliza Aedes aegypti transgénicos para combatir el dengue, enfermedad transmitida por esta especie. Desarrollado por la empresa británica de biotecnología Oxitec, el método consiste básicamente en la inserción de un gen letal en los mosquitos machos que, liberados en gran cantidad en el medio ambiente, copulan con las hembras salvajes, lo que genera una cría programada para morir. Así, si el experimento funciona, la muerte prematura de las larvas reduce progresivamente la población de mosquitos de esa especie.
La técnica es la más nueva arma para combatir una enfermedad que no sólo resiste sino que avanza sobre los métodos hasta ahora empleados para su control. La Organización Mundial de la Salud estima que puede haber de 50 a 100 millones de casos de dengue por año en el mundo. En Brasil, la enfermedad es endémica, con epidemias anuales en varias ciudades, principalmente en las grandes capitales. En 2012, solamente entre los días 1º de enero y 16 de febrero, se registraron más de 70 mil casos en el país. En 2013, en el mismo período, el número prácticamente se triplicó, pasó a 204 mil casos. Este año, hasta ahora, 400 personas ya murieron de dengue en Brasil.
En Juazeiro, el método de patente británica está siendo testeado por la organización social Moscamed, que reproduce y libera al aire mosquitos transgénicos desde 2011. La biofábrica montada en el municipio, tiene una capacidad para producir hasta 4 millones de mosquitos por semana, se realiza toda la cadena productiva del insecto transgénico –a excepción de la modificación genética propiamente dicha, ejecutada en los laboratorios de Oxitec, en Oxford. Larvas transgénicas fueron importadas por Moscamed y pasaron a ser reproducidas en los laboratorios de la institución.
Desde el comienzo las pruebas fueron financiadas por la Secretaría de Salud de Bahía –con el apoyo institucional de la secretaría de Juazeiro– y el último mes de julio se extendieron al municipio de Jacobina, en el extremo norte de la Chapada Diamantina. En la ciudad serrana de aproximadamente 80 mil habitantes, Moscamed pone a prueba la capacidad de la técnica de "suprimir” (la palabra usada por los científicos para exterminar a toda la población de mosquitos) al Aedes aegypti en toda una ciudad, ya que en Juazeiro la estrategia se mostró eficaz, pero limitada por ahora a dos barrios.
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"Los resultados de 2011 y 2012 mostraron que [la técnica] realmente funcionaba bien. Por invitación y financiados por el Gobierno del Estado de Bahía resolvimos avanzar e ir a Jacobina. Ahora no sólo como prueba piloto, sino haciendo una prueba para realmente eliminar la población [de mosquitos]”, dice Aldo Malavasi, profesor jubiladodel Departamento de Genética del Instituto de Biociencias de la Universidad de San Pablo (USP)y actual presidente de Moscamed. La USP también integra el proyecto.
Malavasi trabaja en la región desde 2006, cuando Moscamed fue creada para combatir una plaga agrícola, la mosca de las frutas, con técnica parecida –la Técnica del Insecto Estéril (TIE). La lógica es la misma: producir insectos estériles para copular con las hembras salvajes y así reducir gradualmente esa población. La diferencia está en la forma como estos insectos son esterilizados. En vez de modificación genética, se usa radiación. La TIE es usada ampliamente desde la década de 1970, principalmente en especies consideradas amenazas para la agricultura. El problema es que hasta ahora la tecnología no se adecuaba a mosquitos como el Aedes aegypti, que no resistían en forma satisfactoria la radiación.
Adital, 11.10.13