Las recientes pruebas de Rusia, en los que fue destruida su propia nave espacial inoperativa Tselina-D, no fueron dirigidas contra nadie, declaró la portavoz del Ministerio de Exteriores, María Zajárova.
"Dicha actividad fue realizada en estricta conformidad con el derecho internacional, incluido el Tratado del espacio de 1967, y no fue dirigida contra nadie", indicó Zajárova en un comentario oficial.
La diplomática explicó que, teniendo en cuenta la hora y los parámetros orbitales, los desechos del aparato espacial no representaron amenaza alguna, ni impiden el funcionamiento de estaciones y aparatos espaciales.
Agregó que los fragmentos fueron incluidos en el catálogo del sistema ruso de control del espacio y serán vigilados hasta su destrucción completa.
Según Zajárova, el propio Washington, que fue el primero en acusar a Rusia de probar un misil antisatélite, junto con sus aliados realiza programas a gran escala para desarrollar armamento de uso espacial.
En el marco de esas actividades, Estados Unidos, sin aviso alguno, prueba en la órbita las últimas armas de combate que prevén, entre otras cosas, la destrucción de sus aparatos espaciales, dijo.
A continuación, la portavoz reiteró la disposición de Rusia a tratar con los países interesados, incluido EE. UU., toda la gama de cuestiones relativas a la seguridad en el espacio ultraterrestre.
"Estamos convencidos de que el inicio de negociaciones sobre un acuerdo internacional que prohíba el despliegue de cualquier tipo de armas en el espacio ultraterrestre, el uso o la amenaza del uso de la fuerza contra o con objetos espaciales es la forma correcta de reducir las tensiones", agregó.
La víspera unas piezas de chatarra espacial se acercaron varias veces, con intervalos de una hora y media, a la Estación Espacial Internacional. Sus tripulantes tuvieron que refugiarse en las naves Soyuz MS-19 y Crew Dragon acopladas a la estación.
El Departamento de Estado norteamericano acusó a Rusia de realizar, supuestamente, una prueba de misil contra uno de sus propios satélites, lo que generó más de 1.500 fragmentos rastreables y cientos de miles de piezas más pequeñas.
El Ministerio de Defensa ruso indicó que realiza actividades para reforzar la capacidad de defensa de Rusia y prevenir amenazas potenciales para la seguridad del país tanto en el espacio como en la Tierra.
El ente castrense reconoció que llevó a cabo con éxito la prueba, y subrayó a la vez que los fragmentos del satélite destruido Tselina-D "no representan ni representarán amenaza alguna para las estaciones orbitales, aparatos espaciales y la actividad espacial".
Además, recordó que lleva varios años llamando a EE. UU. y otros países a firmar un acuerdo para prevenir el emplazamiento de armas en el espacio, pero Washington y sus aliados lo siguen bloqueando.
Con informaciòn de Sputnik