Los expertos del Mater Hospital en Dublín, Irlanda, hallaron el coronavirus en el aire una hora después de que una persona infectada había respirado, lo cual detectaron con una cámara de alta velocidad para probar la eficacia de diferentes tipos de cubiertas faciales.
Gráfico: Universidad Michigan
Contra lo que aseguran algunos supuestos gurúes de la medicina local, que dicen que las partículas descienden al suelo rápido y desaparecen del aire, los estudiosos descubrieron que el uso de una mascarilla quirúrgica o una cubierta de tela limitaba la cantidad de gotas suspendidas en el aire, pero sin ninguna protección, su experimento demostró que los aerosoles podían impulsarse más de dos metros y permanecer en el aire durante una hora.
La investigación fue dirigida por el Dr. Kevin Nolan, ingeniero de la University College Dublin, y Ronan Cahill, profesor de cirugía del Mater Hospital, quienes y se llevó a cabo utilizando dos métodos diferentes, informa el diario británico The Sun.
La primera fue la tecnología Schlieren, un proceso que utiliza espejos y luz de alta especificación para mostrar la densidad de fluidos y gases, así como la velocidad y distancia que pueden recorrer cuando alguien respira, tose o estornuda.
El Dr. Nolan dijo al Irish Times: “Podemos ver que las gotas grandes caen rápidamente al suelo mientras que las partículas más pequeñas que pueden contener el virus permanecen en la atmósfera. Cuando alguien con COVID-19 tose o estornuda, algunas de las partículas portan el virus y otras no.
Como la tecnología de Schlieren no cubre grandes distancias, el equipo también ideó un método que utiliza láseres de alta potencia para mostrar qué tan lejos pueden viajar las gotas y cuánto tiempo permanecen en el aire y se constató que
usar una máscara tenía un gran impacto en la distancia que podían viajar las gotas.
“Los teóricos de la conspiración te harán creer que las máscaras no pueden funcionar porque el virus es muy pequeño y puede viajar a través del material, pero eso significa malinterpretar la ciencia”, agregó.
Los investigadores también encontraron que los aerosoles que transportan COVID-19 pueden salir por el abdomen durante la cirugías, lo que podría poner en riesgo a equipos completos de médicos.
Destacaron la importancia de que el personal tome precauciones adicionales cuando se trata de realizar cirugías laparoscópicas en pacientes con COVID.
Los expertos esperan que sus hallazgos permitan a los médicos modificar sus prácticas, incluida la ventilación, el uso de máscaras y la forma en que las personas se mueven por el quirófano.
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