Advierten desde los EE. UU. sobre el fracaso de las AFP chilenas
Los chilenos trajeron al Perú, aliados a la mafia de la dictadura fujimorista, en particular al prófugo Carlos Boloña, el Sistema Privado de Pensiones, la creación de las AFP, que con mucha propaganda y faenones se implantaron, prometiendo jubilaciones felices, lo cual dista mucho de la dura realidad.
Sobre este serio problema, que afecta a muchos peruanos esperanzados en este modelo, Michael Warren se suma a la lista de especialistas que advierten sobre el fracaso de este sistema y el perjuicio para quienes creen en una pensión decorosa.
En el Perú es preocupante, por ejemplo, que además de todas las burlas, ahora se permita jugar con los fondos de los afiliados en plazas del exterior en cantidades que pueden llegar al 50% de los depósitos. Esta maniobra resulta más extraña teniendo en cuenta que las calificadoras internacionales constantemente están señalando la fortaleza de la economía peruana, entonces, ¿para qué arriesgar los fondos en el exterior? En tanto, a los faenones ya perpetrados, en los últimos meses los fondos de los afiliados pierden mientras las AFP siguen ganando dinero con las altas comisiones que, ya instalado el sistema, no deberían pasar del 5% de lo que pone cada afiliado.
Constatación de los hechos: Una mirada de cerca al modelo de retiro de Cain
Michael Warren
Una manera de diferenciarse de sus rivales del candidato republicano Herman Cain es proponer un plan alternativo de Seguridad Social: un plan privado que sigue el modelo del implantado en Chile hace una generación.
“Chile: tenían el mismo problema hace casi 30 años”, dijo Cain el mes pasado en un fórum en Florida, una de las varias ocasiones en que ha hecho conocer su planteamiento. “[Los chilenos] se inclinaron por un método de cuenta de retiro de pensiones, opcional, y ahora tienen cuentas de retiro individuales para sus trabajadores”.
Pero no hay nada opcional en el sistema chileno de pensiones. Exige que todos los trabajadores aporten el 10 por ciento de su salario a planes pensionarios privados, más otros pagos por seguro. Estos fondos privados, tras la inflación de 1981, han crecido en un promedio de 9 por ciento anual, creando riqueza que ha impulsado la economía de Chile.
Sin embargo, muchos chilenos están descontentos por las comisiones y otros conceptos que pagan, y están frustrados por el hecho de que sus pensiones no sean mayores. Encuestas realizadas han mostrado que si se les diese la oportunidad, la mayoría de chilenos preferiría —en lo referente a su retiro— decidir por su cuenta cómo invertir.
Demos una mirada a las afirmaciones de Cain, y cómo se comparan con los hechos.
Cain: “Creo en el modelo chileno, en el que se da una opción de cuenta personal de retiro, para que pasemos de ser una sociedad que reconoce derechos a una sociedad que da la capacidad de ejercer derechos. Hace 30 años Chile tenía un sistema de pensiones que estaba en bancarrota. Un trabajador pagaba 28 centavos por dólar en un sistema que había quebrado. Finalmente despertaron y crearon un sistema en el que los trabajadores más jóvenes podían acceder a una nueva idea, tenían la oportunidad. Denles una oportunidad con una cuenta a su nombre y con el tiempo eliminaremos el actual sistema en bancarrota que tenemos”. Debate del Partido Republicano, el 7 de setiembre de 2011 en la Biblioteca Reagan, de California.
Los hechos. El sistema de Seguridad social de los EE. UU. enfrenta problemas de largo plazo a medida que pasan al retiro más personas de la generación que entró a trabajar en la década de 1960, dejando relativamente menos trabajadores que aportan en el sistema. Según proyecciones, los fondos de Seguridad Social se agotarán hacia 2036, a menos que el Congreso ponga en efecto cambios. Una vez que el fondo se agote, el sistema reunirá solamente descuentos por planillas que permitirán pagar aproximadamente tres cuartos de los beneficios que se han prometido a los estadounidenses.
Chile tenía un sistema parecido que devoraba casi un tercio de los ingresos de los trabajadores y estaba en bancarrota antes de que la dictadura del general Augusto Pinochet creara en 1981 el sistema de pensiones. En ese tiempo, las acciones de las empresas chilenas tenían tan mal rendimiento, que los militares se negaron a que eso continuara. Muchos civiles decidieron también permanecer con el sistema pensionario estatal, paro la mayoría se pasó al nuevo sistema.
Desde entonces, se exige a todos los nuevos trabajadores que aporten el 10 por ciento de sus primeros $33 360 de ingresos salariales anuales, y tienen para escoger entre cinco fondos cuyas inversiones van de los bonos seguros a las acciones con riesgo. Aproximadamente la mitad de los 17 millones de habitantes de Chile está hoy en el sistema privado y puede ganar pensiones completas a la edad de 60 años de edad las mujeres y 65 años de edad los hombres, que se compara con la edad de retiro en los EE. UU. que es de 67 años de edad.
A diferencia de planes pensionarios tradicionales, estas cuentas de inversión son la propiedad privada de cada chileno. Al tiempo de jubilarse, pueden retirar cuanto deseen de lo que queda tras descontar impuestos. La familia puede heredar si queda algo tras la muerte del afiliado.
Otra diferencia con el sistema de los EE. UU. es que no se exige a las empresas chilenas que aporten nada al sistema de pensiones, mientras que las empresas estadounidenses deben igualar el 6,2 por ciento que se descuenta por planilla al trabajador. Con esto el impuesto para Seguridad Social llega al 12,4 por ciento, aplicados a los primeros $ 106 800 de los salarios de cada trabajador. (Los descuentos por planilla bajaron a 4,2 por ciento este año, y volverán al 6,2 por ciento en enero, a menos que la rebaja actual se prolongue, como se ha pedido al presidente Obama.)
A partir de 2002 se permitió a los chilenos —aparte del programa obligatorio— invertir hasta 10 por ciento más en ahorros antes de impuestos, que podrían retirarse en cualquier momento sin otras penalidades que los impuestos. Estos planes libres, a los que recurren los chilenos lo bastante adinerados para separar hasta el 20 por ciento de sus ingresos, han entrado en auge y creado otro fondo de inversión de 5 mil 700 millones de dólares.
La transparencia está en la base del sistema: los chilenos pueden usar tarjetas tipo cajero automático para hacer proyecciones y cambios; y el gobierno supervisa estrictamente los fondos e informa mensualmente. El éxito has generado imitación: 30 países han adoptado un modelo semejante.
Entonces, ¿por qué hay tantos chilenos descontentos?
Muchos se quejan de que las comisiones y otros conceptos suman hasta casi el 15 por ciento de sus contribuciones, según la Asociación Internacional de Supervisores Latinoamericanos de Fondos de Pensiones.
Los reguladores del sistema dicen que las personas que empiezan pagando mensualmente el límite legal a la edad de 25 años pueden retirarse con el equivalente del 70 por ciento de su salario. Pero esto no es común. El desembolso promedio del trabajador es de $351 por mes, solo el 36 por ciento del salario promedio, dijo Gonzalo Cid Vega, experto en pensiones del Centro Nacional de Estudios de Desarrollo Alternativo, de Chile.
“Creamos un sistema de pensiones con buenas intenciones, pero cuando una persona se retira, se empobrece”, dijo Cid.
Los beneficios [pagos mensuales por jubilación] de la Seguridad Social de los EE. UU. tampoco están mucho mejor, pese a los ajustes por inflación y al empleo de una escala variable que permite a los trabajadores de bajos ingresos obtener una mayor participación de sus ganancias que la que obtienen los que ganan más, Los trabajadores estadounidenses que se retiran este año tras haber ganado un promedio de $41 000 anuales en 35 años obtendrían inicialmente un aproximado al 45% del salario que recibían cuando trabajaban; un trabajador que ganaba $88 000 al año obtendría cerca del 30%. El beneficio promedio es de cerca de $1 800, esto es, solo el 28% de la media del ingreso mensual por hogares de los EE. UU., que es de $4,159.
El temor por la volatilidad del mercado de acciones es una gran barrera para pasar [en los EE. UU.] de la Seguridad Social a un sistema de cuentas privadas. Los fondos de Seguridad Social se invierten totalmente en bonos del Tesoro de los EE. UU., que ofrecen relativamente bajos dividendos pero son considerados entre las inversiones más seguras del mundo.
En comparación con esto, los fondos de Chile han proporcionado fuertes dividendos, a pesar de inquietantes fluctuaciones a lo largo de los años. Solo en 2008, se esfumó el 60 por ciento del crecimiento obtenido desde que se crearon los fondos. Así, el periodo anterior a la recuperación, que se produjo el año siguiente, fue un mal momento para retirarse. Muchos están furiosos de que no se exija a los fondos compartir sus ganancias y disminuir así el efecto de tales devastadoras pérdidas en los pensionistas.
Las AFP chilenas ahora parasitan al Estado para que solucione el problema causado a los afiliados
Otros cambios, en 2009, obligaron a participar en el sistema a los trabajadores independientes, lo cual hizo a los asegurados más difícil acogerse al retiro anticipado y retirar los fondos, creó subsidios del gobierno para dar cobertura a amas de casa y otros trabajadores informales y dio ciertas liberaciones de impuestos a los empleadores que voluntariamente aumentaran las contribuciones de sus trabajadores de bajos ingresos.
Estos cambios significan que el sistema chileno difícilmente puede considerarse el plan privado de pensiones que debía ser: dos terceras partes de los pensionistas reciben ahora algún tipo de apoyo estatal, que al mismo tiempo incrementa los impuestos y posibilita a las empresas sacar provecho de los ingresos del estado.
15 de octubre de 2011
U.S. Social Security Administration analysis of Latin American pension reforms: https://www.socialsecurity.gov/policy/docs/ssb/v71n1/v71n1p35.html