Sistema privado nació favoreciendo a capitales chilenos
Los lobbies prochilenos promovieron, en 1992, la legislación de las AFP (Ley 25897) durante la dictadura fujimontesinista, teniendo como protagonista a Carlos Boloña, procesado después por corrupción.
¿Quiénes se favorecieron con la creación de las AFP?
No los trabajadores, sino los inversionistas, en especial, capitales extranjeros, entre los que se contaban los capitales chilenos, como los de la AFP Santa Maria y Provida y Carlos Boloña, entonces ministro de Economía.
Poco después de promulgar la legislación de las AFP, Boloña dejó el cargo de ministro para formar AFP Horizonte. Recién entonces supimos que sus apetitos desmedidos eran los que daban tantas ventajas a las AFP en desmedro de los afiliados, pero no sólo ellos, Boloña inclusive actuó en contra de los capitalistas peruanos para favorecer a los chilenos.
Prueba de lo anterior fue la misma ley: siendo los bancos instituciones legítimamente capacitadas, les prohibió que puedan integrar el accionariado de las AFP. Esta prohibición cerraba las puertas a los principales competidores: el Banco de Crédito y el Banco Continental, a los cuales los afiliados recurrirían temerosos, debido a los escándalos que habían protagonizado el Banco CCC, CLAE y otros. Los intereses en el poder no podían permitir la competencia de la solidez de estos bancos, y no lo permitieron.
Además, otros puntos de la ley eran desfavorables a los trabajadores:
- la falta de regulación de las altas comisiones que los trabajadores pagarían,
- la inexistencia de un mínimo obligatorio de ganancia de los fondos (que debería ser por lo menos el interés bancario, no como ahora que son posibles los rendimientos negativos, es decir, que nuestros fondos se reducen),
- la imposibilidad del pensionista, una vez jubilado, de reclamar su dinero, si desea, en su totalidad (¿por qué una persona al jubilarse no puede decidir llevarse la totalidad de sus ahorros de una vez, si es la dueña?),
- el menor porcentaje de pensión de viudez y orfandad que en la ley 19990, etc.
Debido a estas condiciones, ha habido meses en que los fondos de los trabajadores han perdido, mientras que las AFP cobraban sus jugosas comisiones, pues éstas son unas de las más altas de América Latina.
¡Todos a trasquilar a las ovejas!
Sí, como si los trabajadores fuesen un botín, los endulzaron haciéndoles ver los beneficios magnificados, pero no les revelaban las partes que les desfavorecían.
Los lobbies chilenos actuaron en complicidad con congresistas y funcionarios del gobierno de Fujimori. El grupo Romero participó con AFP Unión, aunque sin la ventaja de presentar al Banco de Crédito como accionista. Tan poco amor propio tiene Romero que ―no obstante lo que le han hecho los chilenos, no sólo con las APF, sino en el mismo Chile, cuando le impidieron instalar una filial del Banco de Crédito― al final se ha asociado con ellos en diversos negocios. ¡Más me pegas, más te quiero!
Además, los medios traicionaron al público al no revelar por igual tanto los beneficios como el lado perjudicial. No contentos con ello, fueron contratados para hacer publicidad Alejandro Guerrero, Guido Lombardi, Humberto Martínez Morosini, y Raúl Vargas, quienes bailaron al ritmo del juego de las AFP. Ya con la boca llena de mermelada no podían hablar. ¿Ética periodística? ¿Qué es eso?
No hay que dejarse engañar por quienes sostienen, como Beatriz Alva Hart, que el sistema anda muy bien en Chile. La verdad es que muchos chilenos están sufriendo las consecuencias de tener una mísera pensión, situación que ha sido admitida por la propia presidenta Bachelet, quien ha ordenado la revisión del sistema, lo que indica, en apariencia, que el neoliberalismo no necesariamente es un mandato en Chile.