por Guillermo Olivera Díaz; Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Hace un buen tiempo que escribo con cierta asiduidad. Desde que empecé la docencia universitaria en 1971, a los 25 años, en la Universidad Villarreal enseñando Criminología, a donde ingresé por concurso público de méritos sin ser aprista ni apristón, con demasiada audacia publiqué mi libro “Criminología Peruana”, en 2 volúmenes; poco tiempo después fui juez penal titular de Lima y dando cuenta al país de mi labor judicial escribí mi “Proceso penal peruano”, entre otras publicaciones. De esta obra un venturoso día vendí 4,000 ejemplares a un negociante mayorista.
Por especial acogida de la web francesa Voltairenet y de la desinteresada gestión del prestigiado periodista peruano Herbert Mujica Rojas, enjuiciado por quítame esta paja, hasta el día de hoy se han publicado 277 artículos míos, de los cuales otras webs y blogs del mundo se han colgado y los han reproducido. Un halago para mí, pues me leyeron en años cientos de miles del planeta tierra. ¡Los selenitas y venusinos creo que carecen de internet!
Este singular efecto de la red es una inmensa vorágine de consultas; obvio es que se trata de amigos virtuales, desconocidos, que me consultan con buena y mala fe notorias, a boca de jarro en el chat, sin siquiera intuir que puedo estar ocupado haciendo mi trabajo de abogado, almorzando y con el famoso Facebook abierto. Con el mayor respeto me niego a absolver sus interrogantes confesando mis dificultades y hasta no estar preparado en el tema consultado. ¡Sabihondo no lo soy!
También recibo pedidos para ocuparme de determinados temas, sin que sepan que no son de mi predilección. Por ejemplo, alguien de corazón aprista que leyó y reprobó mi artículo “Alan el redomado garitero”, me pidió que haga una semblanza del régimen actual que preside Ollanta Humala Tasso. Sólo atiné a copiar y pegar lo que ya tenía escrito con el título “Vacancia presidencial y apología del delito”, donde se condensa el criterio mío de un vil engaño más que vivo yo y el pueblo peruano.
Reseño lo anterior para pedirles encarecidamente que no se molesten porque no absuelvo sus consultas, aún las bien intencionadas. Son muchas, y carezco del tiempo, ánimo y conocimiento que requiere absolverlas. A mis propios familiares, que incluye dos hijos en Europa (Alemania y Suiza), Maité y Guillermo, los limito en el chat y nuestra plática en el conveniente método Skype. Pese a ello me siguen considerando su padre.
Otro ejemplo más. La pregunta de hoy, ajena a mi dedicación al campo penal del derecho, de un grupo virtual es: ¿qué opina del comunicado de los "5 partidos de izquierda"?, que no puedo ni voy a contestar por no haberlo leído aún. ¡Soy ajeno a la eterna, enmohecida y cansona carnestolenda político-partidaria!