Humberto Campodónico
En el 2013, las 4 AFP recibieron S/. 7,722 millones por aportes de sus 542,000 afiliados. Esto corresponde al 10% del sueldo que se les descuenta y no incluye el 2.5% adicional que se descuenta por comisiones y seguros. Son los aportes netos.
Ese mismo año, las AFP pagaron pensiones a sus 70,057 jubilados por S/. 3,684 millones. O sea que las pensiones se pagan con el 47% del flujo anual (3684/7722). Esto sucede también en Chile (en mayor proporción que acá), lo que ha llevado al analista Manuel Riesco a decir que los aportes actuales bastan y sobran largamente para pagar las pensiones. ¿Por qué se paga un 52.3% adicional?
La respuesta de Riesco, que también vale acá, es que el sistema está diseñado para que unas pocas AFP administren e inviertan ese 52.3% en instrumentos financieros que produzcan una rentabilidad “adecuada” para los futuros jubilados.
Por tanto, este fondo no debería llamarse “de pensiones”. Debería añadírsele “de fomento al mercado de capitales”. A diciembre del 2013, ese Fondo, producto de los aportes y de la rentabilidad de las mismas, es de S/. 101,000 millones.
Es por eso que las AFP son parte de las empresas más importantes, ya que les corresponden asientos en el Directorio. Son, por tanto, un verdadero poder fáctico. También invierten en bonos, emitidos ya sea por las empresas o por el gobierno. Y una buena parte de ese dinero se invierte en el extranjero.
Y esa parte no es bicoca: de los S/. 101,000 millones, el 42% está en el extranjero. Corrijamos entonces: de “fomento al mercado de capitales nacional y extranjero”. Nuestros futuros jubilados “bancan” inversiones en terceros países. Agreguemos que los “brokers” extranjeros también cobran comisión.
De todo esto, surgen preguntas. ¿Por qué solo 4 empresas administran los S/. 101,000 millones, de por vida? ¿Por qué no se licitan estos fondos cada 2 o 3 años, al mejor postor, como en Inglaterra y otros países? Esta pregunta tiene un problema: asume que el sistema “está bien” y que solo le faltan “más actores para más competencia”.
Hay que ir más lejos. Pero antes digamos que la rentabilidad de los fondos de los jubilados administrados por las AFP no debe calcularse sobre el 10% de aporte, pues hay que añadirle el 3% de comisiones y seguros.
El reciente estudio de la Universidad del Pacífico (1) dice que, tomando en cuenta ese 2.5 a 3%, la rentabilidad 2006-2013 es negativa. Mientras que, claro, las AFP cobran su comisión “llueve, truene o salga sol”, habiendo ya recuperado su patrimonio varias veces, lo que es inaudito.
El problema central es que el “ahorro forzoso” no permite una buena jubilación para la mayoría de los afiliados a las AFP, lo que también queda claro en el estudio de la UP. La tasa de reemplazo es solo del 40%: si su sueldo es de S/. 2,000 mes su pensión solo será de S/. 800 (2,000 x 40%), lo que es bajísimo.
Para nosotros, eso no quiere decir que el ahorro forzoso debe desaparecer. Algunos dicen que existe un “ahorro importante” de los mayores de 65 años. Difícil creerlo, cuando la pobreza está en 24% y, según CEPAL (2), un 25% adicional está apenas por encima y, si vienen las “vacas flacas” (que ya van llegando), podría regresar rápidamente a la pobreza
Otros afirman que cada cual es “libre” de decidir en qué usa sus ingresos. Para Macroconsult, si bien eso es cierto, afirman que la llamada “miopía intertemporal” (lo que sería un defecto de algunos), muchas personas “no ven” (miopía) que deben ahorrar para su vejez. El problema es, en verdad, que su nivel de ingreso es tan bajo que “no pueden ver”. A su vez, los “libertarios” no la ven, pues piensan que “todos son iguales”.
Otro tema de fondo. Las AFP apenas cubren la jubilación del 15.8% de la población (PEA; y el sistema público, la ONP, un 10% restante). Ciertamente, hay un problema de “informalidad”, pero no podemos esperar 40 años a que se resuelva mientras millones de peruanos siguen sin pensión.
El camino nos lo da la Pensión 65, que al 2013 cubre a 380,000 pensionistas, aumentando la cobertura en 2.4%. En Bolivia, con una población mucho menor, la Renta Dignidad llega a 832,000 personas. Es el camino de las pensiones no contributivas, vale decir que aunque no hayas contribuido al sistema formal, sí has trabajado toda tu vida, por lo cual el Estado te reconoce una pensión digna.
Estamos hablando, entonces, de solidaridad social porque somos un país y todos sus ciudadanos tienen derecho a pensión. La AFP es la negación de ese camino, pues cada uno tiene “su” libreta de ahorros, no importando qué le sucede a los demás. Es el neoliberalismo puro y duro.
Hay que ir a la reforma integral del sistema de pensiones con un sistema solidario inter-generacional, donde existan niveles no contributivos y contributivos (incluidas las AFP). Si hay temores que el Estado se “farree” el dinero de las pensiones, como ha sucedido antes, entonces hagamos una enmienda constitucional, taxativa, que lo impida. Pero, ya. Es hora de decirle NO al sistema que “fomenta” al desarrollo del mercado financiero y pone su dinero en el extranjero.
(1) CIUP: El sistema previsional del Perú: Diagnóstico, Proyecciones y Reforma, http://www.up.edu.pe/ciup
(2) CEPAL, Pactos para la Igualdad, 2014, página 51.
La República, 03.112014