Herbert Mujica Rojas
Que el Ejecutivo, según anunció la titular del MEF, María Antonieta Alva y la ASBANC (Asociación de Bancos) pacten la revisión de las deudas de los clientes al día, no es ningún favor. Por razones extrañas, en Perú llueve para arriba, los miedos de comunicación retratan esta clase ineludible de deberes como una “concesión” graciosa a los usuarios.
El coronavirus está atacando y golpeando, infectando y matando; conspirando contra el movimiento laboral y económico, industrial y financiero, comercial y de todo tipo. Nadie se salva, por el contrario,todos podemos ser afectados. Por tanto a grandes males, grandes remedios y nadie puede exceptuarse del conjunto de soluciones. Ni siquiera la ASBANC y su potente equipo de representados que son los que cortan el jamón aquí y en el mundo.
Si un banco cuyos clientes carecen de liquidez porque no hay ventas, colocación de servicios, flujo económico diverso, no ingresa al circuito de solidaridad, significa que no ha aprendido nada y que el país no es más, para ellos, que un coto de caza privado. Cuan equivocados los que “piensen” así.
El buen cliente que paga puntualmente, la mayoría, tiene el derecho de exigir una reprogramación del pago de sus cuotas en préstamos, tarjetas de crédito, pagarés, etc. No es ningún favor bondadoso el que hace el banco. Y es simple la razón: si ahorcan al deudor cobrándole lo que no puede pagar por las circunstancias, simplemente JAMAS habrá pago porque ya estará económicamente muerto.
Años atrás, en tiempos de la crisis de la deuda externa, el concepto de más préstamos a los países deudores se hizo muy popular porque las dictaduras o gobiernos nefastos contrataron al por mayor, empeñando a sus sociedades civiles hasta dentro de 300 años. Pero la figura que muerto no paga, sí que se hizo moneda corriente.
Exclamemos como decía Manuel González Prada rompiendo el pacto infame y tácito de hablar a media voz y exijamos la participación de los bancos y financieras de manera creativa, en lo posible con CERO interés dejando la opción de un pacto entre las partes en las mejores condiciones. La estrategia win-win, ganar-ganar, no es una quimera, es una obligación.
Ni favor ni dádiva, alternativa con los buenos clientes que honran sus compromisos económicos pero, sobre todo, oxígeno para quienes siempre han sabido ser responsables.
Es hora que quienes están acostumbrados a hacerse millonarios en corto plazo comprendan que hay un Perú con una crisis brutal que no será solucionada fácilmente. Para esto los del sector financiero deben y tienen que bajar al piso y ponerse en los zapatos de los usuarios.
Y esto tiene que ser ya, los vencimientos de tarjetas de créditos, obligaciones múltiples, de personas naturales y jurídicas arrancan a partir del 5 del mes siguiente, ergo, o nos ponemos los pantalones, unos y otros, o empezamos el largo calvario de quiebras, bancarrotas, ruinas morales y hecatombe sin precedentes a excepción del asolado país que quedó luego de la infausta guerra de invasión de Chile entre 1879-1883.
La dignidad no tiene precio pero sí la creación conjunta y sin vacas sagradas que no pueden asegurar que estén exceptuados de padecer el coronavirus o más del repudio ciudadano que no los siente en su plan colectivo de construcción de un Perú libre, justo y culto.
24.03.2020