La fabricación de muebles ha experimentado muchos cambios debido a la variedad de materiales, ya no sólo es madera, sino metal, melamina, y a los usos, sin embargo, no siempre se consideran aspectos sanitarios.
En el caso de muebles, buena parte de aquellos que cuentan con cajoneras, como los escritorios, las cómodas y roperos, son construidos de forma que permiten el ingreso y anidación de insectos rastreros, como pescadillos, o arácnidos, como arañas y alacranes.
En algunos casos también los roedores pueden invadir estos muebles por estos defectos y hasta hacer madriguera donde tienen crías. Si hablamos de lugares donde puede presentarse la peste bubónica esto es un problema adicional.
Estos animales pueden afectar salud con como alergias o mordeduras, que en el caso de arácnidos pueden ser mortales si no son tratadas a tiempo. Los roedores traen sus propios parásitos, como pulgas y otros.
Pese a todo ello, no hay institución del ministerio de Salud que norme estándares mínimos en la fabricación de muebles y un problema principal son los muebles con cajoneras que carecen de una plancha de fondo paralela al piso, que sirve como un sello que impide a todas las alimañas ingresar a los cajones.
En el círculo se aprecia que este mueble no tiene plancha de fondo debajo del cajón inferior
Por ello, debería ser obligatorio que dichos muebles coloquen la plancha de fondo en el nivel inferior al cajón más bajo.
Se debe adquirir muebles que sí tienen la plancha de fondo, como este.
¿Qué hacer si ya se compró sin la plancha de fondo?
En ese caso se puede colocar una, no necesariamente de la misma clase de madera, melamina o metal empleado. Un material fácil de colocar es el policarbonato, que se vende en planchas de diversas medidas, que deben sellarse bien con silicona. Como no son visibles, no importa el color de estas placas, pero hay que tener cuidado de tomar bien las medidas para que por las ranuras los bichos no accedan al mueble.
Por supuesto, hay otros aspectos, como las pinturas, pues debería controlarse que éstas no contengan tóxicos como plomo.
En el caso de muebles que emplean madera combinada con cartón prensado, algunos fabricantes, sabiendo que estos materiales pueden ser pasto de las polillas, emplean insecticidas, los cuales también aplican a maderas de baja calidad como el pino chileno. Sin embargo, no hay institución del Estado que supervise si se emplean insecticidas autorizados y si su uso se da en concentraciones razonables, pues estas sustancias pueden ser cancerígenas o neurotóxicas.
La chirimacha (Triatoma infestans) es un insecto que puede ingresar a los muebles y está presente en Sudamérica. Transmite el mal de chagas, que puede ser mortal.
Otras características para protección al consumidor
Fuera del aspecto de salud, los fabricantes y vendedores de muebles deberían dar un tiempo de garantía, como es en el caso de las maderas, porque hay algunos en los que se emplean madera de baja resistencia a las polillas y en tiempo relativamente breve deben ser descartado por haber sido carcomidos por dichos insectos.
Las maderas que duran por años y siglos sin apolillarse son caras, por ello además se debe evitar que se estafe a los consumidores con precios altos entregando maderas baratas como si fuesen de las mejores, pues con las pinturas y barnices a veces es difícil ver qué tipo de madera se empleó.
Aspectos ecológicos
Debido a que cada vez se hacen más necesarias acciones para proteger la naturaleza, los muebles de madera y las maderas para fabricación deberían contar con códigos de trazabilidad que ayuden a evitar la tala ilegal. Dichos códigos de procedencia del material deberían estar consignados en las facturas, para que los inspectores ambientales puedan realizar controles más fluidos y para que los consumidores tengan información acerca de la procedencia legal de la madera.