Benedicto XVI pide al G20 medidas justas contra la crisis
Que no privilegien a algunos países a costa de otros
Benedicto XVI manifestó que espera que el G20 será consciente de que la eficacia de los instrumentos adoptados contra la crisis depende de que estén destinados al auténtico progreso humano.
Que no privilegien a algunos países a costa de otros
Benedicto XVI manifestó que espera que el G20 será consciente de que la eficacia de los instrumentos adoptados contra la crisis depende de que estén destinados al auténtico progreso humano.
En un mensaje enviado al presidente de Corea, Lee Myung-bak, publicado en L'Osservatore Romano, el Romano Pontífice constata que el mundo espera del G20 “la adopción de instrumentos adecuados para salir de la crisis, con acuerdos comunes que no privilegien a algunos países a costa de otros”.
“Auguro que haya viva conciencia de que los instrumentos adoptados, en cuanto tales, funcionarán sólo si, en última instancia, se destinan a la realización de un mismo fin: el progreso auténtico e integral del hombre”, dijo.
Esos instrumentos, para ser eficaces, “deberán ser aplicados de modo sinérgico y, sobre todo, respetuoso con la naturaleza del hombre”, señala el documento.
Animó al G20 a afrontar los problemas “de una manera coherente con las razones más profundas de la crisis económico-financiera, teniendo adecuadamente en consideración las consecuencias de las medidas que se han adoptado para compensar la propia crisis, y en búsqueda de soluciones duraderas, sostenibles y justas”.
Para Benedicto XVI es decisivo demostrar que, “también gracias a esta crisis, el hombre ha madurado hasta el punto de reconocer que las civilizaciones y las culturas, al mismo tiempo que los sistemas económicos, sociales y políticos, pueden y deben converger en una visión compartida de la dignidad humana y respetuosa de las leyes y de las exigencias puestas en ella por Dios creador”.
El Papa indica que la celebración del G20 en Seúl como es un "signo elocuente de la relevancia y de la responsabilidad adquiridas por Asia en el escenario internacional a inicios del siglo XXI”.
Al mandatario coreano le dijo que valora la presidencia coreana de la cumbre como “un reconocimiento del significativo nivel de desarrollo económico alcanzado por su país, que es el primero, entre los que no pertenecen al G8, en albergar al G20 y en guiar sus decisiones en el mundo después de la crisis”.
Benedicto XVI recuerdó que los mandatarios reunidos en esta cumbre tienen que “trazar la solución a cuestiones muy complejas, de las que depende el futuro de las próximas generaciones”.
Destacó que esa tarea requiere “la colaboración de toda la comunidad internacional, en el reconocimiento, común y concorde entre todos los pueblos, del valor primario y central de la dignidad humana, objetivo final de las propias decisiones”.
“El G20 responderá a las expectativas puestas en él y entregará al mundo un verdadero éxito”, concluye, si, a partir de problemas diversos, “sabe delinear los rasgos del bien común universal y demostrar la voluntad de cooperar para alcanzarlo”, concluyó.
“Auguro que haya viva conciencia de que los instrumentos adoptados, en cuanto tales, funcionarán sólo si, en última instancia, se destinan a la realización de un mismo fin: el progreso auténtico e integral del hombre”, dijo.
Esos instrumentos, para ser eficaces, “deberán ser aplicados de modo sinérgico y, sobre todo, respetuoso con la naturaleza del hombre”, señala el documento.
Animó al G20 a afrontar los problemas “de una manera coherente con las razones más profundas de la crisis económico-financiera, teniendo adecuadamente en consideración las consecuencias de las medidas que se han adoptado para compensar la propia crisis, y en búsqueda de soluciones duraderas, sostenibles y justas”.
Para Benedicto XVI es decisivo demostrar que, “también gracias a esta crisis, el hombre ha madurado hasta el punto de reconocer que las civilizaciones y las culturas, al mismo tiempo que los sistemas económicos, sociales y políticos, pueden y deben converger en una visión compartida de la dignidad humana y respetuosa de las leyes y de las exigencias puestas en ella por Dios creador”.
El Papa indica que la celebración del G20 en Seúl como es un "signo elocuente de la relevancia y de la responsabilidad adquiridas por Asia en el escenario internacional a inicios del siglo XXI”.
Al mandatario coreano le dijo que valora la presidencia coreana de la cumbre como “un reconocimiento del significativo nivel de desarrollo económico alcanzado por su país, que es el primero, entre los que no pertenecen al G8, en albergar al G20 y en guiar sus decisiones en el mundo después de la crisis”.
Benedicto XVI recuerdó que los mandatarios reunidos en esta cumbre tienen que “trazar la solución a cuestiones muy complejas, de las que depende el futuro de las próximas generaciones”.
Destacó que esa tarea requiere “la colaboración de toda la comunidad internacional, en el reconocimiento, común y concorde entre todos los pueblos, del valor primario y central de la dignidad humana, objetivo final de las propias decisiones”.
“El G20 responderá a las expectativas puestas en él y entregará al mundo un verdadero éxito”, concluye, si, a partir de problemas diversos, “sabe delinear los rasgos del bien común universal y demostrar la voluntad de cooperar para alcanzarlo”, concluyó.