Hu Jintao en los EE. UU.: Signo de los tiempos

Por Humberto Campodónico


El presidente chino  Hu Jintao está visitando los EE. UU. y ha sido recibido por todo lo alto. Ha sido honrado con las más altas condecoraciones que da los  EE. UU., ha tenido una cena privada con Barack Obama (además de las oficiales), ha alborotado todo el cotarro político: algunos no fueron a las recepciones oficiales, mientras que otros lo acusaron de dictador (pero luego se han rectificado).
 
......PBI combinado/PBI mundial (en %)
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Fuente: Argus Maddison, Countours of the World Economy. La República
 

La cereza de la torta la puso el alcalde de Chicago, Richard Daley, al decir que su ciudad quiere ser el primer socio comercial de China dentro de los EE. UU. Claro, esta ciudad es la sede de Caterpillar y Boeing, empresas que tienen grandes inversiones y ventas en China y que forma parte del paquete de ventas de US$ 45,000 millones anunciado por Obama.

El trasfondo económico es que el PBI de China de US$ 5.7 billones en el 2010 ya desplazó a Japón del segundo lugar y se va a la caza de los EE. UU. cuyo PBI en el 2010 fue US$ 14.7 billones. Hasta antes de la gran recesión del 2008, la mayoría de analistas estimaba que eso sucedería alrededor del 2050 o, en el mejor de los casos en el 2035. Ahora se estima que si se mantiene el crecimiento de “dos velocidades” (China al 9 a 10% y los EE. UU. del 2 al 3%), eso sucedería en el 2020.

Este cambio en la hegemonía económica puede sorprender a muchos pero si se le analiza desde una perspectiva de largo plazo la cosa no es tan novedosa. En efecto, según los análisis del historiador económico Angus Maddison (que murió el año pasado), las economías asiáticas tuvieron la hegemonía económica total en la Antigüedad, lo que se prolongó por miles de años (1).

Aun en el año 1500 las economías de Japón y China combinadas representaban el 28% del PBI mundial (si agregamos India, Asia sube a 52%), mientras que las de los EE. UU. y el Reino Unido juntas solo eran el 1.5%. Estas proporciones se mantuvieron más o menos estables hasta que los efectos de la Revolución Industrial (fines del siglo XVIII en Inglaterra) se comenzaron a hacer evidentes.

Así, hacia 1890 el Reino Unido y los EE. UU. superaron a las estancadas China y Japón, lo que se profundizó en el siglo XX. Pero desde mediados del siglo pasado, Japón primero y luego China desde 1979 (las “cuatro modernizaciones” de Deng Xiaoping), vuelven a ganar terreno y acortan fuertemente las distancias con las potencias occidentales. Por tanto estamos, hoy, de vuelta a la “normalidad histórica” (business as usual?).

Este análisis económico no toma en cuenta las variables políticas que podrían frenar el crecimiento chino, sobre todo las tensiones que producen las grandes disparidades entre regiones, así como posibles exigencias de libertades políticas, inherentes a las sociedades de información y del conocimiento.
Tampoco toma en cuenta la coyuntura económica de corto plazo, según la cual estaríamos frente a un “recalentamiento” de la economía china. Es lo que dice un reciente informe del banco francés Société Générale titulado “El dragón que jugaba con el fuego” (18/1/2011). Afirman que el devaluado yuan y el aumento de la inflación que ya está cerca al 5% anual va a obligar al gobierno a subir las tasas de interés para enfriar la economía, lo que provocaría una caída de precios (sobre todo de las materias primas) e impactaría fuerte en las bolsas mundiales.

Sea lo que fuere, no cabe duda que el tratamiento otorgado a Hu Jintao por los EE. UU es el indicador más claro del signo de los tiempos en esta segunda década del siglo XXI. Aunque, claro, todavía mucha agua tiene que correr bajo los puentes.

(1) Contornos de la economía mundial desde el Año 1 al 2030, Oxford University Press, 2007.

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