Pro Inversión... en capital humano

Por Humberto Campodónico

Columnista invitado: Julio Gamero, catedrático de la UNI


La agencia estatal ProInversión que conocemos se gestó sobre la estructura de la anterior COPRI. El cambio de nombre no fue gratuito. De haber sido un comité de privatizaciones se transitó a una instancia de atracción de la inversión privada. Es decir, su énfasis se puso en el capital.

Sin embargo, cabe recordar que la inversión (o capital) necesita del trabajo para poder realizarse a través de una función de producción. Sin trabajo no hay capital que pueda reproducirse. Capital y trabajo son indisolubles. Hoy, más que sustitutos perfectos son factores complementarios.

En ese sentido las políticas de atracción de la inversión privada han sido políticas “cojas”. Solo se han concentrado en el factor capital, dejando de lado el trabajo como elemento que condiciona la actividad económica a desarrollarse y el valor agregado potencial que contendrá un determinado flujo de inversiones.

Porter, entre otros, señala que las ventajas competitivas se construyen, no se dejan al azar de la “mano invisible”. Y, por ello, no solo para atraer inversión de mejor calidad sino para imprimirle sostenibilidad al crecimiento económico, se requiere de adicionar similar esfuerzo pero, ahora, orientado hacia el trabajo. Es decir, al mejoramiento de las condiciones de la oferta laboral.

Y ello significa no solo poner el acento en el mayor y mejor nivel educativo de la mano de obra, en el desarrollo de sus competencias laborales. Ya en este tema hay mucho por hacer. Así, no obstante el aumento en la escolaridad de la PEA, hacia el último trimestre del 2010 (INEI, EPE), solo 1/3 de la mano de obra en Lima Metropolitana contaba con estudios superiores mientras que 10% con primaria y un 53% con secundaria. Dicho panorama no solo limita la calidad del crecimiento y los ingresos de la PEA sino que a una parte de ella la coloca en condiciones de no empleable.

Por otro lado, está el tema del mejoramiento en las condiciones laborales del trabajador. Y para ello se debe pasar a la teoría de los salarios de eficiencia como elemento de referencia y a recordar que “…el mercado del trabajo no es un mercado más dentro de la economía, semejante al mercado de las papas (1) …” En este sentido, el trabajo decente debiera ser el factor que complemente la participación del capital en la función de producción. Conviene recordar que hacia el 2008 apenas un quinto de la PEA podía calificarse en condiciones de trabajo decente (2) . Su promoción debiera ser parte de cualquier política pro inversión de un nuevo gobierno si se quiere acometer en serio la superación de la pobreza y la disminución de la desigualdad.

Sin duda que la dotación de mano de obra calificada se ha convertido en el elemento que marcará la diferencia entre la inclusión de la exclusión. Entre la volatilidad y la sostenibilidad del crecimiento económico. En nuestro caso, además, la capitalización del recurso humano es una tarea urgente, en la línea de dejar en la historia la apuesta extractivista.

La vigencia de Castells es elocuente. Él nos decía: “con conocimiento y tecnología y sin capital, se puede llegar a generar bastante capital… En cambio, con capital, pero sin tecnología y conocimiento se pierde ese capital (3) .

(1)   Ver al respecto Meller, Patricio en http://www.cieplan.org/media/publicaciones/archivos/123/Capitulo_4.pdf
(2)   Ver al respecto http://www.redge.org.pe/sites/all/files/JGAMERO_empleo.pdf
(3)   Castells, Manuel, Globalización, tecnología, trabajo, empleo y empresa , http://www.lafactoriaweb.com/articulos/castells7.htm#
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