No hay popularidad sin equidad
Por Humberto Campodónico
El gobierno se asombra de su baja popularidad y ya no sabe a quién echarle la culpa. Sorprende que el APRA no sepa leer lo que hace tiempo ocurre en la región: la gente no quiere gobiernos que —bajo el discurso de la santidad del libre mercado— siguen permitiendo que solo unos pocos se beneficien del crecimiento económico.
2007
Tasa plana
ITF
1,030
0
ITAN
1,483
0
1ra Alquileres
217
2da Ganancias k
609
0
3ra Categoría (IR)
17,100
11,400
Total
20,439
11,400
La lectura no puede ser solamente económica, claro está, pero ciertamente es clave. Así lo ha entendido Mauro Leos de Moody's, quien no da el grado de inversión porque teme que en el 2011 se vuelva a expresar el mismo rechazo del 2006 a la política económica ("Moody's y la cuadratura del círculo", www.cristaldemira.com, 14/4/08).
Lo mismo se aprecia en la discusión, que ya lleva 5 años, sobre la Ley General del Trabajo. El empresariado y sus voceros afirman que hay artículos "retrógrados". Pero ese es un pretexto para preservar el status quo: las services, que no se regule el salario mínimo, que se limite al máximo los sindicatos, que haya inestabilidad laboral completa. En una palabra, en la fábrica solo manda el empresario y todo lo demás se le subordina. Y si no hay consenso en el Congreso, afirman, entonces que el Ejecutivo promulgue la LGT con las facultades que tiene para el TLC. Punto.
En la desigualdad en la distribución del ingreso, es decir, la inequidad, el gobierno "se le corrió" a la reforma tributaria integral, a pesar de sus promesas: dijo no al impuesto a las sobreganancias mineras y petroleras; prolongó la exoneración a las ganancias de capital en la bolsa, los bonos y los grandes depósitos bancarios; mantuvo las exoneraciones al pago de IGV en los seguros de vida, mantiene los contratos de estabilidad tributaria, entre otros.
Esta reforma es tanto más importante porque la presión tributaria apenas llega al 16% del PBI, debajo del promedio de la región, 18%. Y eso que el 16% es por los altos precios de los minerales. Cuando bajen volveremos al 14 o 15% del PBI.
Pero he aquí que Jhonny Peralta, del APRA, con el argumento de "simplificar" el cobro de impuestos, ha planteado un "impuesto plano", es decir, una sola tasa, tanto para las personas naturales como las jurídicas. Así, de un plumazo termina con la progresividad impositiva: pagan más los que más tienen.
Los neoliberales producen infinidad de estudios, pagados por los que más tienen, para demostrar que la progresividad no sirve. Invocan que en Estonia y Lituania esa reforma ha funcionado. Luego ligan la tasa plana a la desaparición de la informalidad, cuando nada tiene que ver la progresividad con la informalidad. Para confundir, mezclan papas con camotes.
Así, ya no habría impuesto de 1ra categoría (a los alquileres) que recaudó S/. 217 millones en el 2007. Tampoco impuesto a las ganancias de capital (2da categoría; intereses de la colocación de capitales en bonos, depósitos, así como rentas vitalicias y dividendos), que si bien tiene múltiples exoneraciones recaudó S/. 609 millones. Tampoco habría (por "simplificación") el Impuesto a los Activos Netos, ITAN, ni ITF: S/. 1,483 y 1,030 millones. Como la tasa del Impuesto a la Renta (IR) a las empresas (3ra categoría) bajaría de 30% a, digamos, 20%, se recaudarían S/. 11,400 y ya no S/. 17,100 millones. Los S/. 9,000 millones de pérdida equivaldrían al 3% del PBI, ni más ni menos. ¿Y el gasto social y en infraestructura?
La nueva LGT y la recaudación tributaria tienen que ver directamente con la equidad, es decir, con la cohesión social, con saber que todos viajamos en el mismo bote y tenemos igualdad de deberes y derechos. Eso es lo que no tiene el neoliberalismo, que le deja todo al mercado y sus múltiples fallas, incluido el perro del hortelano. Mientras el APRA y sus congresistas no cambien esa realidad, que la gente percibe al 100%, difícilmente mejorará la popularidad del gobierno.
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