Dionisio Romero uno de los beneficiados con los millones que no ingresan al Estado con la rebaja de aranceles al trigo, sin que el póblico obtenga pan a menor precio.

Hay que eliminar la rebaja de aranceles de Carranza

Por Humberto Campodónico

Desde fines del 2006, el gobierno comenzó a bajar los aranceles a los bienes de consumo, los insumos y los bienes de capital. La rebaja no formó parte de una negociación comercial en la cual dos países (o muchos, si se trata de la Organización Mundial de Comercio) se ponen de acuerdo para disminuir recíprocamente los aranceles, como es la práctica internacional.


Eso no sucedió porque se trató de una decisión unilateral del gobierno, cuyo objetivo no formaba parte de una política comercial determinada. Por el contrario, fue intempestiva e inconsulta, pues no hubo diálogo con los sectores económicos interesados. Por eso, las negociaciones comerciales futuras tienen un fuerte handicap: el punto de partida se vuelve desfavorable para el Perú.

El resultado concreto es que ahora los productos extranjeros pagan menores aranceles, lo que perjudica a los empresarios nacionales. Además, el fisco recauda menos, como lo reconoce el Marco Macroeconómico Multianual del MEF: en el 2005, los ingresos arancelarios eran el 1.2% del PBI; para el 2008 solo serán el 0.5% del PBI.

Si bien la rebaja podría justificarse para la importación de bienes de capital e insumos (no producidos en el país), la cuestión es que, de un lado, la apreciación de la moneda nacional en 25% ya había abaratado estos precios y, de otro, las grandes utilidades no justificaban este "incentivo" adicional.

El mayor efecto negativo se produce en la rebaja de aranceles a los bienes de consumo duradero (BCD). En efecto, con el DS 158 2007 EF, se redujo de 12 a 9% el arancel a los autos, las motos, los televisores, las máquinas tragamonedas (??), las grabadoras, cámaras fotográficas, muebles, colchones y aparatos de dormitorio, joyas de oro, plata y otros metales preciosos, cuchillería, tijeras, maletas, neceseres y maletines, entre otros.

Así, las importaciones de BCD —que ya habían aumentado en el 2006 y 2007 en 19% y 24%, cifras notables— se dispararon al 52% en el I Semestre 2008, pasando de US$ 601 a 917 millones: proyectada al 2008 tendríamos US$ 1,800 millones. Como la SUNAT deja de recaudar el 3% de esa cantidad (el arancel bajó de 12 a 9%), en el 2008 recaudará US$ 54 millones menos.

La cuestión es que los precios de estos productos no han bajado: el Índice de Precios al Consumidor, sin alimentos y bebidas, fue 0.6% en el 2006, 2% en el 2007 y 2.4% en lo que va del 2008 (si incluimos Alimentos y Bebidas, la inflación es mayor). A lo que se agrega que los mayores compradores provienen de los sectores A y B, con mayor poder adquisitivo. El resto de sectores accede a esas compras a través de los créditos de consumo (tarjetas de crédito bancarias, crédito Ripley, Falabella) que cobran intereses leoninos dejando "en nada" la rebaja arancelaria.

Conclusión: si a la pérdida por BCD se le agrega la menor recaudación en bienes de consumo no duradero, insumos y bienes de capital, se llega al 0.5% del PBI que estima el MEF para el 2008, en lugar del 1.2% del 2007. Esto equivale a recaudar US$ 900 millones menos, justo lo que el ministro Valdivieso le está cortando al presupuesto del 2008. Por tanto, la solución se cae de madura: hay que revertir la rebaja de aranceles de Carranza (que solo beneficia a los extranjeros, a los importadores y a los sectores A y B), lo que contribuye también a frenar el deterioro de la balanza comercial, que pasará a ser deficitaria el próximo año si se sigue a este ritmo.

Todos los artículos del autor pueden ser leídos en: www.cristaldemira.com