El dueño de Doe Run Perú entre los más ricos de EE. UU.
Según Forbes, Ira Rennert, el dueño del Renco Group y de su subsidiario peruano Doe Run Perú fue nombrado la 57ª persona más rica de los Estados Unidos. Rennert subió de ranking desde el año pasado y tiene un valor neto de $6 mil millones de dólares, según dio a conocer la Red Uniendo Manos Perú.
Según Forbes, Ira Rennert, el dueño del Renco Group y de su subsidiario peruano Doe Run Perú fue nombrado la 57ª persona más rica de los Estados Unidos. Rennert subió de ranking desde el año pasado y tiene un valor neto de $6 mil millones de dólares, según dio a conocer la Red Uniendo Manos Perú.
Su ranking a nivel mundial llegó a la 307ª persona más rica del planeta este año, pero lo que pocos saben es la historia oscura de inversión clandestina que ha generado destrucción en el Perú y los Estados Unidos.
“Casa de plomo,” el documental que se denomina por la casa palaciega de Rennert de los Hamptons de Nueva York y un record de contaminación ambiental, alega que Rennert consiguió su riqueza a través de una serie de transacciones sucias que dejaron muchas victimas y devastación ambiental.
En uno de sus “éxitos financieros” Rennert compró WCI Steel, una empresa que fabrica acero. “Vio la oportunidad, comprándolan sólo por el valor de sus acciones y haciendo que un banco pague por el grueso de las acciones. Ira invirtió un porcentaje ínfimo. Después, emitiría bonos basura contra esta empresa a los ingenuos inversionistas, pagándose un enorme dividendo de una sola vez. De este modo, recolectó cerca de $350 millones con su compra de WCI Steel,” según la campaña Salvemos La Oroya.
La Environmental Protection Agency (Agencia de Protección Ambiental de EE.UU) demandó a Rennert por cientos de millones de dólares por negligencia en una planta de magnesio cerca del Lago Great Salt, en el estado de Utah, EE.UU. donde la contaminación amenazaba un patrimonio nacional según NBC Noticias.
Luego Rennert compró un complejo metalúrgico a la orilla del Río Mississippi del estado de Missouri. La mayoría de las casas alrededor de la fundición fueron compradas, y posteriormente demolidas, por la empresa de Rennert, y la población tuvo que reubicarse en una zona más alejada de la fundición.
En 1997, Rennert compró el complejo metalúrgico de La Oroya del Estado Peruano. Cómo se ve en otras inversiones de Rennert, la vieja fundición no ha recibido la atención necesaria que ha requerido ni la fiscalización adecuada de las autoridades. Rennert compró este antiguo complejo para procesar concentrados donde las impurezas son altas y sobrepasan los límites establecidos, con el propósito de sacarle valor comercial a lo que para otros países era un desperdicio. Este mecanismo tiene graves riesgos para la salud humana, pero puede encontrar grandes utilidades en un país como el Perú donde el gobierno ha sido débil y lento para hacer cumplir las normas.
El Instituto Blacksmith nombró La Oroya entre las diez ciudades más contaminadas del mundo. La Republica indicó recientemente que es la ciudad más contaminada de América y que los niveles de dióxido de azufre llegan a hasta 27,000 microgramos por metro cúbico de aire, de acuerdo con las estaciones de monitoreo de DIGESA. Sin embargo, la semana pasada en la conferencia “Gestión de Organizaciones en las Industrias Extractivas y Responsabilidad Social” de La Universidad Católica, Iván LaNegra, Gerente de Medio Ambiente del Gobierno Regional de Junín, afirmó que los niveles de contaminación superaban lo que las máquinas podían detectar. Según Correire della Sera, “los niños andaban en las calles como si nada estuviera pasando.” El ministerio de Salud (Minsa) no ha logrado implementar su plan de contingencia o las medidas cautelares según la población de La Oroya. En 2006 el Tribunal Constitucional demandó al estado Peruano por incumplimiento de las normas legales. Actualmente, hay un caso que evalúa las acciones del Estado Peruano ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos.
El año pasado la empresa operadora del complejo metalúrgico, Doe Run Perú, fue multado por incumplimiento ambiental por el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (OSINGERMIN). Meses después, Ira Rennert compró dos condominios en Park Avenue (calle lujosa de Nueva York) para más de $60 millones de dólares. Según LaNegra, la empresa recibiría otra multa en Octubre por incumplimiento en los niveles de dióxido de azufre.
“Casa de plomo,” el documental que se denomina por la casa palaciega de Rennert de los Hamptons de Nueva York y un record de contaminación ambiental, alega que Rennert consiguió su riqueza a través de una serie de transacciones sucias que dejaron muchas victimas y devastación ambiental.
En uno de sus “éxitos financieros” Rennert compró WCI Steel, una empresa que fabrica acero. “Vio la oportunidad, comprándolan sólo por el valor de sus acciones y haciendo que un banco pague por el grueso de las acciones. Ira invirtió un porcentaje ínfimo. Después, emitiría bonos basura contra esta empresa a los ingenuos inversionistas, pagándose un enorme dividendo de una sola vez. De este modo, recolectó cerca de $350 millones con su compra de WCI Steel,” según la campaña Salvemos La Oroya.
La Environmental Protection Agency (Agencia de Protección Ambiental de EE.UU) demandó a Rennert por cientos de millones de dólares por negligencia en una planta de magnesio cerca del Lago Great Salt, en el estado de Utah, EE.UU. donde la contaminación amenazaba un patrimonio nacional según NBC Noticias.
Luego Rennert compró un complejo metalúrgico a la orilla del Río Mississippi del estado de Missouri. La mayoría de las casas alrededor de la fundición fueron compradas, y posteriormente demolidas, por la empresa de Rennert, y la población tuvo que reubicarse en una zona más alejada de la fundición.
En 1997, Rennert compró el complejo metalúrgico de La Oroya del Estado Peruano. Cómo se ve en otras inversiones de Rennert, la vieja fundición no ha recibido la atención necesaria que ha requerido ni la fiscalización adecuada de las autoridades. Rennert compró este antiguo complejo para procesar concentrados donde las impurezas son altas y sobrepasan los límites establecidos, con el propósito de sacarle valor comercial a lo que para otros países era un desperdicio. Este mecanismo tiene graves riesgos para la salud humana, pero puede encontrar grandes utilidades en un país como el Perú donde el gobierno ha sido débil y lento para hacer cumplir las normas.
El Instituto Blacksmith nombró La Oroya entre las diez ciudades más contaminadas del mundo. La Republica indicó recientemente que es la ciudad más contaminada de América y que los niveles de dióxido de azufre llegan a hasta 27,000 microgramos por metro cúbico de aire, de acuerdo con las estaciones de monitoreo de DIGESA. Sin embargo, la semana pasada en la conferencia “Gestión de Organizaciones en las Industrias Extractivas y Responsabilidad Social” de La Universidad Católica, Iván LaNegra, Gerente de Medio Ambiente del Gobierno Regional de Junín, afirmó que los niveles de contaminación superaban lo que las máquinas podían detectar. Según Correire della Sera, “los niños andaban en las calles como si nada estuviera pasando.” El ministerio de Salud (Minsa) no ha logrado implementar su plan de contingencia o las medidas cautelares según la población de La Oroya. En 2006 el Tribunal Constitucional demandó al estado Peruano por incumplimiento de las normas legales. Actualmente, hay un caso que evalúa las acciones del Estado Peruano ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos.
El año pasado la empresa operadora del complejo metalúrgico, Doe Run Perú, fue multado por incumplimiento ambiental por el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (OSINGERMIN). Meses después, Ira Rennert compró dos condominios en Park Avenue (calle lujosa de Nueva York) para más de $60 millones de dólares. Según LaNegra, la empresa recibiría otra multa en Octubre por incumplimiento en los niveles de dióxido de azufre.