yehude simon 15Por Humberto Campodónico

El presidente del Consejo de Ministros, Yehude Simon, ha dicho que "es preferible un pequeño aumento de la inflación de 1%, que entrar en una recesión". Lo que el premier está diciendo es que se opone a los drásticos recortes presupuestales del MEF, que podríamos llamar "la política del leñador": le mete hacha a todo lo que se mueva en el Presupuesto de la República.
Aquí hay varias cuestiones. Primero, que la inflación de 6.22% que tiene el Perú es importada —en lo esencial— debido al alza del petróleo y de los alimentos. Es lo que típicamente se llama un "shock exógeno de oferta" (viene de afuera). Si la inflación se hubiera generado por un exceso de emisión monetaria o por el aumento de los costos internos (salarios, fundamentalmente), entonces la cosa sería distinta.

Segundo, si bien la demanda interna aumenta más que el PBI, esto se debe al consumo y la inversión del sector privado, que representan el 89%, mientras que la inversión y el consumo público solo son el 11% de la demanda interna. Pero no se toman medidas drásticas para recortar, por ejemplo, el aumento del endeudamiento y en la TV podemos ver publicidad fomentando un consumo irresponsable con diversos instrumentos, como las tarjetas de crédito ("la vida es ahora").

Tercero, con la recesión de la economía mundial ya han bajado los precios de los alimentos y del petróleo. Eso influirá en el descenso de la inflación.

Cuarto, el problema central ahora es enfrentar ese otro "shock externo", distinto y más peligroso: la recesión mundial, que reducirá las exportaciones tradicionales (los precios del cobre, zinc y plomo están en caída) y las no tradicionales (nos comprarán menos confecciones y espárragos). Además, se han disparado las remesas de utilidades al exterior y van a disminuir las líneas de crédito, así como las inversiones.

El problema real, entonces, no es la inflación sino el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos. Para el ex ministro Carranza ese problema no llegaría, ya que "estábamos frente a un periodo largo de crecimiento económico mundial y los precios de los minerales altos se mantendrían altos por lo menos 15 años" (ver Gestión, 22/11/07). Agréguele usted que redujo los aranceles dizque para combatir la inflación y obtendrá un cóctel explosivo, ya que se pierden ingresos fiscales por S/. 3,000 millones al año, según la Sunat. Además, Carranza mantuvo las exoneraciones tributarias al sector financiero e industrial (más de S/. 1,000 millones anuales). Ahora que el MEF habla de emitir un bono por US$ 600 millones (S/. 1,800 millones) en los mercados internacionales, salta a la vista que la cantidad es menor que las pérdidas ocasionadas por la rebaja arancelaria.

Por tanto, el premier Simon podría decirle al MEF que deje sin efecto la rebaja de Carranza, lo que se puede hacer vía decreto supremo. Así de simple. Y no hay por qué endeudarse en el exterior; se pueden emitir bonos soberanos en moneda nacional, lo que reduce el riesgo país.

La cuestión es que el MEF neoliberal ahora asusta con el déficit fiscal (se olvidaron de la inflación) y la "solución" es la misma: "recortar" el gasto público (ahora usan el eufemismo "modular"), pero no se preocupan por aumentar los ingresos tributarios. En casa de los leñadores educados en el FMI esa política no existe. Por eso no hubo Impuesto a las Sobreganancias mineras y petroleras que hubiera permitido ingresos de US$ 2,000 millones anuales en 2006, 2007 y 2008. Aún estamos a tiempo, sin embargo, a pesar de la caída de los precios internacionales.

Para concluir: el problema no es "inflación o recesión". Lo que sucede es que el MEF parte de la siguiente premisa: "Lo hecho, hecho está. Y no puede revisarse". Pero sí se puede revisar para que podamos crecer, señor primer ministro. Siempre y cuando reduzcan su consumo y paguen más los que más tienen.

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