Róger Rumrrill

Una noche de hace algunos años, en Pucallpa, luego de una jornada académica en un evento internacional, fuimos a cenar con elgeneral Edgardo Mercado Jarrín (1919-2012), uno de los más destacados geopolíticos e intelectuales militares que ha tenido el Perú, Canciller y Primer Ministro durante el gobierno del general Velasco Alvarado (1968-1975).

En un momento de la cena, le pregunté al general Mercado Jarrín qué opinaba sobre la caudalosa inversión chilena en el Perú, que gozó y goza siempre de generosos privilegios legales y políticos. Se quedó por un instante en silencio y, serio y reflexivo, expresó: “Chile nos ha ganado por segunda vez la guerra. Pero esta vez sin disparar un solo tiro”.

Hoy en día, según cifras oficiales, la inversión chilena en el Perú está por encima de los 13 mil millones de dólares y toda esta cuantiosa inversión está focalizada e instalada en sectores claves y estratégicos: transporte aéreo, alimentos, medicamentos, energía, puertos y otros negocios.

Puedo imaginar que la información militar que los espías peruanos han vendido a Chile es una gota de agua comparada con el océano de información quelas grandes empresas chilenas poseen sobre el Perú y que comparten con su gobierno.

No es de hoy el espionaje chileno sobre el Perú. Pero sin duda el que hizo del espionaje una política de estado fue Diego Portales (1793-1837), enemigo declarado de la Confederación PerúBoliviana y cuya obsesión militar y política fue hacer de Chile el país hegemónico y dominante en el Pacìfico.

Nunca se tensaron tanto las relaciones entre el Perú y Chile en el siglo XX que durante el Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada que lideró el general Juan Velasco Alvarado. Al respecto, recuerdo que el 28 de agosto de 1975 hicimos una breve escala en Nasca antes de partir a Pampa Galeras, en Ayacucho, con el general Enrique Gallegos Venero, ministro de Agricultura. Gallegos estaba tenso. Le pregunté tres veces por la causa de su neviosismo. A la tercera vez me confesó: “Mañana a las seis vamos a recuperar Arica y Tarapacà”.

Esa recuperación nunca se concretó porque el General Francisco Morales Bermúdez lo impidió con el “tacnazo”, el 29 de agosto de 1975.

Algunos meses después, en un viaje por Madre de Dios, le interrogué al más alto funcionario de la embajada norteamericana en el Perú por qué Estados Unidos se opuso a que nuestro país recuperara los territorios arrebatados por Chile en la Guerra del Pacífico.

-Nos hubiera costado décadas ordenar la geopolítica sudamericana. Además, nuestros intereses podrían peligrar. Por eso nos opusimos-respondió fríamente.

Chile es hoy el portaviones norteamericano en América del Sur,como lo es Israel en el Oriente Medio; guardianes de los intereses geoestratégicos de la todavía primera potencia mundial.

Diario Uno, 12.03.2015