Alfredo Palacios Dongo

El pasado día 29 el gobierno promulgó el DL 1195 aprobando la Ley General de Acuicultura que busca promover esta actividad (cultivo de peces y otros recursos hidrobiológicos en ambientes controlados). Recién el gobierno, con gran propaganda, identifica este sector como “uno de los motores para retomar el crecimiento económico”.

crianza truchas

Nuestra producción extractiva es 98.8% y la acuícola sólo 1.2%

 

A meses de culminar su mandato recién piensan en este sector, aunque siempre fue potencial para el desarrollo nacional, fundamental para nuestra seguridad alimentaria y fuente de trabajo para comunidades de pescadores, porque contamos con un amplio litoral para la maricultura (concha de abanico y langostino) y miles de lagos, lagunas y ríos, en sierra y selva, para desarrollar la acuicultura continental de agua dulce (trucha, tilapia y peces amazónicos como el paiche y gamitana).

En normatividad promotora no nos quedamos. Tenemos vigente hace 14 años (may.2001) la Ley de Promoción y Desarrollo de la Acuicultura (27460) y su reglamento (DS 030-2001 jul.2001) que, al igual que la nueva ley aprobada incluye (más de lo mismo) investigación y capacitación, beneficios tributarios, régimen laboral y seguridad social, protección del ambiente y control ecológico. Además, ya es una actividad declarada de interés nacional (DL 1032 jun.2008) y con beneficios tributarios que vencieron el 2013 (ley 29644 dic.2010), también tenemos un plan nacional de desarrollo acuícola 2010-2021 (DS 001 ene.2010), y hasta un nuevo programa de ciencia, desarrollo tecnológico e innovación en acuicultura 2013-2021.

Si de normatividad promotora se tratara, nuestra acuicultura debería tener un altísimo nivel de desarrollo, sin embargo no se ha logrado por falta de voluntad política para incentivar la inversión y emprendimiento empresarial y de apertura del acceso a mercados, también por falta de planificación sectorial, regional y local, y de inversión (tecnología, desembarcaderos, supervisión, sanidad), además de carencia de visión estratégica de futuro.

A pesar que la tendencia mundial es reemplazar la pesca extractiva (en etapa de declive) por la cultivada, seguimos haciendo lo más fácil, increíblemente 98.8% de nuestra producción pesquera es extractiva (principalmente para harina de pescado), mientras que la acuícola, a pesar de su importancia y potencial real y visible, solo alcanza 1.2% (debería ser 50%-50% como el promedio mundial), anualmente solo producimos 100 mil toneladas (0.1 %  del total mundial de 100 millones), y en la región, Chile, Brasil y Ecuador producen respectivamente 10, 8 y 4 veces más que nosotros.


Expreso, 05.09.2015